La
plaza medieval sufrió una notable transformación a lo largo del siglo XVI, coincidiendo con la llegada a
Almagro de los Fúcar - castellanización del apellido flamenco Fugger -, banqueros súbditos del emperador Carlos V, a quienes se les había arrendado las
minas de azogue de Almadén como privilegio por el apoyo económico de la banca familiar durante las guerras de Europa.