Ayer pude ver y comprender, que en cierta manera, somos el
reflejo de la tierra que nos rodea y nos vió nacer. Ayer, a la orilla de la
laguna de
San Pedro, creía sentir tu presencia tan cercana y deseada, pero tan lejana y extraña a mí, y por momentos creí que aquellas
aguas verdes y cristalinas como tu ojos me hablaban, y decían aquellas palabras que tanto deseo escuchar.
Y mientras, recordé aquello que una vez aprendí, "no olvides que el primer beso se dá con los ojos", y deseaba tanto que fuese
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