El evangelista S. Juan hace en el capítulo 12 del Libro del Apocalipsis: “Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza”. La Tradición ha venido a identificar a esa Mujer como una personificación de María, o bien como representación de la comunidad cristiana, o las dos cosas a la vez. A este respecto resulta paradigmática la interpretación que hace S. Agustín: “Ninguno de nosotros ignora que este dragón era el diablo, y que la Mujer representaba a la Virgen María, la cual siendo virgen, dio a luz a nuestro Redentor; virgen que, además, en su persona representaba a la Iglesia”. Más adelante, la literatura mística ofertó una acabada explicación de los símbolos de la Virgen Apocalíptica. Las doce estrellas son las doce tribus de Israel, o más bien los doce apóstoles; el sol es Jesucristo; y por último, la luna es S. Juan Bautista que mengua en cuanto aparece el Sol de Justicia.