Brazatortas, como la mayoría de la pequeñas localidades se ha ido transformando en su evolución, modoficando
costumbres y entorno. Sus
calles rústicas y sencilla, son invadidas por el nuevo asfalto; sus parades encaladas de blanco, son reformadas y adaptadas a nuevas situaciones; sus eras, donde el colectivo realizaba las funciones de
trilla, aventado y recolección del grano, se ven invadidas de nuevas construcciones; su
campo limpio, hermoso y florido en
primavera, hoy presenta imagenes de mayor abandono. En esta
fotografía, se puede observar una parte de su encanto anterior, como muestra de que sigue vivo y latente y negandose a perder su identidad verdadera, aunque tenga que adapterse a los nuevos tiempos.