"Cuando adviertas que para producir necesitas la autorización de quienes no producen nada; cuando compruebes que el dinero fluye hacia quienes trafican no con bienes sino con favores; cuando percibas que muchos se hacen ricos por el soborno y las influencias más que por el trabajo, y que las leyes no te protegen contra ellos, si no que, por el contrario, son ellos los que están protegidos contra ti; cuando repares que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un sacrificio personal, entonces podrás afirmar sin temor a equivocarte que tu sociedad está condenada.
Es posible que ya estemos condenados de alguna manera y no nos percatemos. La sociedad una parte, controla al resto, establece una moral para unos y sacude y castiga a aquellos que la sostienen, como signo de su debilidad. Son los fuertes los que controlan y dirigen nuestras vidas, reflejan sus verdades y la distorsionan. Nosotros somos los condenados y manipulados, ellos solo nos utilizan, como un medio a sus fines. Al final del juego, unos ganan y otros pierden, pero nos enseñan a estar felices y conformes con nuestras desgracias. Las leyes naturales se cumplen en todo momento, el fuerte se come al débil y este acepta su destino como un mal menor, siempre ha sido y será, solo hay que contemplar el curso de la historia.