Pedro María Rubio en su “Tratado Completo de las
Fuentes Minerales de
España” describe de la siguiente manera:”…Existe una
tradición respetable que se conserva sobre el descubrimiento de los baños de
Fuencaliente. Cuenta se que yendo licenciados para su
casa por el año 1270 dos soldados de la aldea de Cabezarrubias, acosados por el calor y la comenzó que les ocasionaba un inveterado mal de la piel, se arrojaron a unas
charcas inmundas, logrando con esto grandes alivios. Llegados a su aldea refirieron
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