SANTA FABIOLA
(27 diciembre)
Sólo sabemos de ella lo que nos dice San Jerónimo en una de sus Cartas. Era de noble familia romana. Vivió en el s. IV. Llevó una vida mundana con su marido, del que se divorció y se volvió a casar. Al quedarse viuda, decidió cambiar de vida. Y se presentó el sábado santo, vestida con un saco, en la Basílica de San Juan de Letrán. Pidió perdón al Papa y a todo el pueblo. Distribuyó sus bienes entre los pobres y monasterios. Y fundó en Roma un hospital para curar a los enfermos hallados en los caminos.
Viajó hasta Palestina. Allí conoció a san Jerónimo. Y, bajo su guía, vivió en soledad y estudió las Sagradas Escrituras. Tuvo que volver a Roma para huir de las invasiones de los germanos. Allí vivió pobremente, hasta su muerte. En sus exequias patricio un verdadero gentío, que cantaba salmos y aleluyas.
En su figura se conjugan la realización de obras de misericordia y la vivencia monástica en la soledad del desierto.
(27 diciembre)
Sólo sabemos de ella lo que nos dice San Jerónimo en una de sus Cartas. Era de noble familia romana. Vivió en el s. IV. Llevó una vida mundana con su marido, del que se divorció y se volvió a casar. Al quedarse viuda, decidió cambiar de vida. Y se presentó el sábado santo, vestida con un saco, en la Basílica de San Juan de Letrán. Pidió perdón al Papa y a todo el pueblo. Distribuyó sus bienes entre los pobres y monasterios. Y fundó en Roma un hospital para curar a los enfermos hallados en los caminos.
Viajó hasta Palestina. Allí conoció a san Jerónimo. Y, bajo su guía, vivió en soledad y estudió las Sagradas Escrituras. Tuvo que volver a Roma para huir de las invasiones de los germanos. Allí vivió pobremente, hasta su muerte. En sus exequias patricio un verdadero gentío, que cantaba salmos y aleluyas.
En su figura se conjugan la realización de obras de misericordia y la vivencia monástica en la soledad del desierto.