CORRAL DE CALATRAVA: Cuando llegué a Corral de Calatrava, no me lo podía...

Cuando llegué a Corral de Calatrava, no me lo podía creer. Me lo quería sorber
todo, a golpes de respiración.
Había deseado tanto ese momento ¡y ahora! estaba allí, puse alerta a todos mis sentidos para no perderme las sensaciones que desprendía mi añorado pueblo.
Que color, que olor, toqué el aire con mis manos y volví a respirar profundamente.
Caminé lentamente para ver aquellos paisajes que tantas veces había recordado.
Mis pasos se aceleraban cada vez más, estaba impaciente por llegar a la plaza en la que tantas veces miré a Tere la de la calle Ancha, solo con la esperanza de que me devolviera una mirada.
Pero en esta ocasión, ella estaba allí, mirándome, esperándome y yo pletórico de mis dos amores, diferentes pero igual de intensos. Ella y El Corral.
¡Que podría decir yo del Corral!