Construcción típica de la arquitectura popular manchega se formaban con las piedras que se retiraban del terreno y que entorpecían las labores agrícolas. Piedra sobre piedra, con paciencia y sin ningún tipo de argamasa, se amontonaban ocupando el mínimo espacio, formándose "atalayas" de sección cuadrada, rectangular o troncó-cónica.