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EL HOYO: 22.000 veces durante 22.000 días y 22.000 segundos...

22.000 veces durante 22.000 días y 22.000 segundos lo deberías repetir y escribirlo de rodillas como penitencia me parece una Penitencia exagerada y un Máximo sacrificio.

Ya tuvo su penitencia cuando debió que hincar las rodillas, después de unos buenos trotes y carreras, delante del Guarda Mayor de entonces, Felipe, para pedir por su hija que no lo delatasen por pillarlo junto a otros de furtiveo.

De recochineo quedó aquello y de machoteo y en recuerdo pusieron a una calle del pueblo la Calle Libertad (porque se escaparon por los pelos).

Otros furtivos, en otra ocasión, que no se arrodillaron ni tuvieron tanta suerte tuvieron que dormir en los calabozos de Puertollano.

Ahora sigue hincando las rodillas, a pesar de tantas voces y despotriqueo en contra, ante el Jefe de aquel Guarda Mayor.