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EL HOYO: La catedralilla, como la llamaba mi hija cuando era...

La catedralilla, como la llamaba mi hija cuando era pequeña, es un lugar precioso pero, como todo en este santo pueblo, dejado de la mano de Dios y, sobre todo, de los hombres que tienen la obligacion de cuidarlo para disfrute de todos los ciudadanos. Para ello fueron elegidos.
En lugar de hacerlo, el recinto esta lleno de matojos y los arboles que se sembraron hace años siguen raquiticos, por falta de cuidado. La ermita, al menos, sirve para solaz de los pajaros ¡a mi no me importa porque soy ecologista!
¿Cerrara el alcalde los ojos cuando pasa por Mestanza? Podria fijarse y si no tiene idea de como dirigir un pueblo, al menos que imite o copie, como los malos estudiantes.