La imprudencia suele preceder a la calamidad.
El éxito separa a los amigos. La política, por ejemplo, es ruinosa para las amistades, porque la naturaleza de la política es recrear a las personas.
Comprendo que la mentira es engaño y la verdad no. Pero a mí me han engañado las dos.
La sabiduría y la prudencia de nada sirven si no se presenta una ocasión propicia; los buenos arados nada pueden por sí solos, si no se presenta una estación favorable. (Confucio).
El indio no mata, lo que mata es la flecha.
A veces un veneno, para sacar otro es bueno.
Buenas palabras y malos hechos engañan a los locos y a los cuerdos.
Imposible es aquello que uno da por perdido antes de luchar por conseguirlo
A balazos de plata y bombas de oro, rindió la plaza el moro.
A caracoles picantes, vino abundante.
A mal de muchos, remedio de pocos.
Cada cual hable de aquello que sabe, y de lo demás se calle.
Cada uno sabe donde le aprieta el zapato.
Cuando pases por la tierra de los tuertos, cierra un ojo.
El que corre mucho, se cae de panza, y el que no corre no alcanza.
Gran tormenta mucho espanta, pero pronto pasa.
El éxito separa a los amigos. La política, por ejemplo, es ruinosa para las amistades, porque la naturaleza de la política es recrear a las personas.
Comprendo que la mentira es engaño y la verdad no. Pero a mí me han engañado las dos.
La sabiduría y la prudencia de nada sirven si no se presenta una ocasión propicia; los buenos arados nada pueden por sí solos, si no se presenta una estación favorable. (Confucio).
El indio no mata, lo que mata es la flecha.
A veces un veneno, para sacar otro es bueno.
Buenas palabras y malos hechos engañan a los locos y a los cuerdos.
Imposible es aquello que uno da por perdido antes de luchar por conseguirlo
A balazos de plata y bombas de oro, rindió la plaza el moro.
A caracoles picantes, vino abundante.
A mal de muchos, remedio de pocos.
Cada cual hable de aquello que sabe, y de lo demás se calle.
Cada uno sabe donde le aprieta el zapato.
Cuando pases por la tierra de los tuertos, cierra un ojo.
El que corre mucho, se cae de panza, y el que no corre no alcanza.
Gran tormenta mucho espanta, pero pronto pasa.