Yo tampoco los perdono, hermana.
Pero siguiendo con el poema de Miguel Hernández, que no tiene desperdicio, "voy de mi corazón a mis asuntos" (ya sé que tú también).
Máxime cuando la vida nos ha enseñado que no importa en cuántos pedazos se rompa tu corazón, puesto que el mundo no se detiene para que tú lo arregles.
Pero siguiendo con el poema de Miguel Hernández, que no tiene desperdicio, "voy de mi corazón a mis asuntos" (ya sé que tú también).
Máxime cuando la vida nos ha enseñado que no importa en cuántos pedazos se rompa tu corazón, puesto que el mundo no se detiene para que tú lo arregles.