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FUENCALIENTE: Me comentaba un aldeano que Fuencaliente es como la...

AQUELLA CHICA DE FUENCALIENTE
Varios días hace que estoy sorprendido conmigo mismo. Pues no puedo encontrar las causas escondidas que me hacen recordar con tanta nitidez sólo unas horas vividas en Fuencaliente en el mes de julio de 1971. Cuarenta y tres años han pasado, y en el conjunto de mi vida anterior supone un tan pequeño suceso que me desconcierta la nitidez y el afectivo recuerdo de aquellas horas. Habiendo llegado ya a los setenta creo haber viajado bastante y haber conocido y tratado a personas de diversos círculos como para que me resulte sorprendente que esa leve estancia en Fuencaliente y mi encuentro con una joven chica de allí no se me haya borrado de entre tantos recuerdos y anécdotas que he acumulado en mi viajar.
Hacía varios años ya que militaba en la izquierda antes de la muerte de Franco y había terminado mis estudios de Arquitectura en Sevilla. Y aquél verano decidí hacer un viaje por Copenhague y Estocolmo, y también de retorno pasar por París para continuar mis estudios de Sociología y matricularme para el siguiente curso. Y también porque en París había tenido dos amores muy hermosos.
Pero al dirigirme en tren a Madrid entablé una animada conversación con un individuo simpático y amable que entre otras muchas cosas me dijo que su padre había sido de los militares que resistieron en el Alcázar de Toledo el asedio republicano, y que había muerto meses antes. Y, obviamente, le oculté mis inclinaciones ideológicas. Él se quedaría en Córdoba, y allí tomaría su automóvil para dirigirse a Fuencaliente a recoger a un compañero de empresa que junto a él habían ejecutado no recuerdo qué obras allí para después marchar hasta Madrid. Y como era amable me dejé convencer y me fui con él, pues tampoco necesitaba llegar pronto a Madrid.
Por aquella entonces serpenteante carretera llegamos a Fuencaliente aún de día, y él localizó a su compañero el cual recuerdo que ya tenía programada su boda con una muchacha de allí para el mes siguiente o en septiembre. Después llamó a una chica, recuerdo que rubia, la cual venía acompañada de otra a la que acompañé el resto de mi estancia allí, pues él y la chica rubia se marcharon en el coche por una carretera que se alejaba de Fuencaliente. Como aún era de día invité a la otra chica a dar un paseo por aquella carretera pero se negó con un ademán algo desconfiado pues tal vez pensaría que yo intentaba algún contacto con ella. Poco después de pasear durante un tiempo ya observé que no desconfiaba de mí al percibir que yo no pretendía nada y que mi trato con ella era educado, y recuerdo que me preguntó a donde iba y le expliqué mi viaje. Y no sé si me preguntó mi profesión. Más tarde aceptó tomar una copa conmigo en un bar con amplia terraza que estaba en alto y al final de Fuencaliente en dirección sur, y desde el cual se divisaba todo el paisaje exterior.
Recuerdo muy bien que aquél día se jugaba la Final de la Copa entre el Barça y el Valencia y yo deseaba presenciarla pues soy muy simpatizante del Barça, y hoy al consultar por ordenador el calendario de entonces compruebo que era el domingo 4 de julio. Nos sentamos en un lugar donde yo podía ver la televisión y a la vez que observaba el partido de futbol hablaba con ella. Estuvimos hablando durante un tiempo hasta que comenzó el futbol en la televisión, y recuerdo que me hacía preguntas, pero en un momento de la conversación me dijo: “Tú ya no vendrás por aquí más” a lo que yo respondí cortésmente que algún día volvería por allí, pero de nuevo con voz algo apagada respondió: ” No, tú ya no vienes más por aquí, qué te puede traer por aquí….”. Y entonces sentí que yo le atraía pero en su tono mostraba algún pesimismo. Tal vez por considerar que yo suponía un peldaño muy alto para ella, bien por su condición humilde o por vivir en aquél mundo que entonces era cerrado. Pero aquellas palabras me resultaron muy tiernas. Pasado un tiempo recuerdo que al observar ella que yo continuaba viendo el partido de futbol y que a veces la conversación me distraía de la televisión tal vez pensó que me molestaba o estaba de más allí, lo que no era así pues mi simpatía hacia el Barça era la culpable de mis vacíos en la conversación. Y entonces decidió marcharse, y al yo ofrecerme a acompañarla me respondió negativamente y con semblante serio y una mirada directa hacia mí se despidió. Más tarde me vino el sentimiento de deber haberla acompañado y de no haberla atendido bien por el partido de futbol, así como me sentía algo apenado por el tono apagado de sus palabras de despedida.
Cuando aquella noche emprendimos el viaje para Madrid durante el camino me acordaba del tono de las palabras de aquella muchacha de unos veinte años que en aquél tiempo es posible que observara cómo tantas y tantos de entonces se marchaban de Fuencaliente para buscar un mundo menos limitado y otros horizontes más abiertos y de mayores posibilidades que los que le ofrecía aquél pequeño entorno de entonces. Y que a lo mejor no deseaba quedarse allí para tener que ennoviarse y casarse llevando la vida tradicional del hogar de aquella todavía sociedad agraria que en aquellos momentos estaba muriendo, y que tan diferente es a la de hoy cuando la vida en los pueblos está comunicada con todo el mundo exterior.
Durante el viaje al recordar sus palabras resignadas y su despedida tuve un sentimiento de ternura por aquella chica. Y después de aquello recuerdo haberme acordado muchas veces de ella, e incluso tenía la intención de cuando pasase por allí alguna vez preguntar qué había sido de aquella joven cuyo nombre ya no recuerdo. Pero Fuencaliente es un lugar y un trayecto apartado de todas las rutas estratégicas y al asentarme con el trabajo y centrarme en los objetivos que uno se marca lo fui dejando para más adelante, y así no llegué a cumplir la palabra conmigo mismo.
Y es ahora cuando sin saber de dónde y porqué surge con tanta fuerza ese recuerdo entre los muchos en mi memoria acumulados creo querer ir a Fuencaliente, aún cuando el tiempo lo haya borrado casi todo pero no mis recuerdos.
Y es por ello por lo que deseo contactar con algún foro o web de Fuencaliente.

Francisco morilla gordillo

Me comentaba un aldeano que Fuencaliente es como la guindilla, entra mal, pero sale peor.
si llegas a estar un rato mas, ya no te vas,
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
hola un buen texto (fuencaliente un buen pueblo)
sr francisco el bar del que habla en su historia se llamaba (EL RARAGUAS)
ya no esiste
saludos