LA SOLANA: Tendré en cuenta tus consejos, OCTAVIO, si vuelvo algún...

Tendré en cuenta tus consejos, OCTAVIO, si vuelvo algún día a Milán; los sastres italianos han gozado de buena fama, aunque en La Solana tenemos a Julián Díaz-Cano, que tampoco es manco. Estás en lo cierto, el aeropuerto de Ciudad Real lleva días funcionando, se encuentra situado a unos cincuenta kilómetros de La Solana, también hace vuelos a las islas Canarias, adonde me gustaría ir a visitar un familiar.
Me expresé mal, debí decir que pasé por la autoescuela a informarme sobre cómo renovar el carnet de conducir. Como bien supones sólo una dependencia del Estado es competente para renovarlo; lo que ocurre es que esa dependencia se encuentra en la capital de la provincia, Ciudad Real, y yo tenía entendido que la autoescuela de los hermanos Moreno Orozco, era también gestoría, es decir, que se encargan de realizar los trámites de la renovación. Y así es, por lo que me ahorran de hacer el viaje a Ciudad Real. Aquí en España, para la renovación del carnet de conducir, exigen además un reconocimiento médico, realizado por un equipo especializado y autorizado para ello. Este examen sí puedo hacerlo en La Solana, adonde viene dicho equipo dos veces a la semana, esta tarde es una de ellas, aunque hoy tengo pocas ganas de hacerlo, lo dejaré para el martes que viene.
Aprovechando que estoy en la autoescuela, digo hablando de ella, le digo a PATRICIA -no sé si se ha puesto en contacto con Paco vía e-mail- que yo creo que su rama Orozco, puede descender de uno de los dos Orozco que le señalé, residían en La Solana en el año 1.751, pues los dueños de la autoescuela están emparentados, con los demás Orozco que viven en varios pueblos de alrededor, además de otros que viven en La Solana; transmitiéndose en ellos el nombre de Francisco, que era el de uno de los vecinos del año 1.751.

Interesante, OCTAVIO, lo que nos dices sobre lo templarios. La orden del Temple, presente en la corona de Aragón y Extremadura, apenas se implantó en el centro peninsular, entre el Sistema Central (montañas) y Sierra Morena. Imagino que habrás oído hablar de las luchas medievales en España, entre los reinos critianos del norte y los musulmanes del sur. En esa pugna de siglos hay tres fechas importantes, 1.031, fin del poderoso califato de Córdoba, 1.085, toma de la ciudad de Toledo por el rey de Castilla Alfonso Vi, y 16-07-1.212, fecha de la batalla de las Navas de Tolosa, un lugar no muy lejano de donde me encuentro.
Al desaparecer el califato las tierras de dominio musulmán se dividen en reinos, que ofrecen menos resistencia al avance de los reinos cristianos, lo que permite la toma de Toledo. Pero entre Toledo y las ciudades andaluzas (Jaén, Córdoba, Sevilla, Úbeda, etc.), es decir, en el espacio ocupado total o parcialmente por las actuales provincias de Ciudad Real, Toledo, Cuenca y Albacete, había poca población, pequeños poblados. Era la Al-Manxa que llamaban los musulmanes, tierra de pastoreo y comunidades en las fértiles vegas de los ríos. Sólo existía una ciudad, Calatrava, a orillas del río Guadiana, y ella sería finalmente ocupada por los castellanos en la primera mitad del siglo XII.
Pero el siglo XII tuvo un brusco cambio de sentido, se fortalecíó el poder musulmán con aportes del norte de Africa, y esta región donde hoy vivo, se convirtió en un campo de batalla, de avances y retrocesos, ocupaciones y abandonos por parte de los dos bandos en liza, cristianos del norte y musulmanes del sur.
En uno de esos impetuosos avances musulmanes, el rey castellano dudando de la seguridad de la ciudad de Calatrava, decidió donarla a la orden del Temple, constituida en la segunda década del siglo en Jerusalén, junto a las otras dos órdenes militares del Santo Sepulcro y del Hospital de San Juan. El Temple aceptó la donación y ocupó Calatrava durante unos años, hasta que creyendo imposible su defensa optó por abandonarla; ante este desamparo el abad del monasterio de Fitero (Navarra), alentado por un monje, caballero con experiencia en el uso de las armas, se hizo cargo de la ciudad que bañaban las aguas del Guadiana, constituyéndose la orden militar española de Calatrava, en el año 1.147. Despúes seguiría la orden militar de Santiago, también española. Ambas, Calatrava, Santiago y la orden internacional del Hospital de San Juan, participaron en la consolidación del dominio sobre las tierras que hoy ocupan la provincia de Ciudad Real. Ellas, en contrapartida, recibieron de los reyes donaciones de grandes extensiones de tierra, poco pobladas históricamente y menos con motivo de las guerras del siglo XII.
A partir de la batalla de las Navas de Tolosa, los ejércitos musulmanes ya no aspirarán a controlar las tierras al norte de Sierra Morena. Iniciándose entonces, auspiciado por las tres órdenes militares citadas, el poblamiento de lo que hoy es la provincia de Ciudad Real. Fueron surgiendo las aldeas y las villas, en torno a antiguos castillos erigidos en el siglo XII, y se construyeron nuevos recintos amurallados y solitarias torres fuertes que, como en caso de La Solana, servían de refugio y defensa ante las razzias y expediciones de saqueo, de los reinos musulmanes del sur.
Las relaciones entre las órdenes militares, debió ser en general cordial, aunque también debió existir algunas divisiones y conflictos, a medida que crecían en poder militar, en un mundo de luchas entre los propios reinos cristianos, y aún disputas hereditarias y de partidos dentro de un mismo reino.
Curiosamente, las tres órdenes de Santiago, Calatrava y San Juan se reunieron en el año 1.232, u otra fecha próxima (cito de memoria), para delimitar o deslindar sus territorios en la actual provincia de Ciudad Real. El documento del deslinde como otros más de aquella época se conserva (o un traslado de él), y aquellos límites que dividían los dominios siguen marcando algunos límites de los actuales pueblos. La Solana se situaba, aunque entonces no existía, en el encuentro de los límites de las tres órdenes, y los mojones que marcaron entonces para mi son muy conocidos, por haber pasado muchas veces junto a ellos, en mis marchas en bicicleta por los caminos de alrededor de La Solana: Oviello (El Ovillo o el Lobillo), Coscojosa, puteum cervum (el pozo del Ciervo), la Mesnera.
Entonces debió abrirse ese paso entre el levante y Extremadura que, como dice OCTAVIO, seguirían los templarios que cruzaban la península de este a oeste, hasta que, tras un discutido proceso en el siglo XIV, la orden del Temple fue suprimida. Ese camino sigue existiendo convertido en carretera nacional, la Badajoz-Valencia que pasa por La Solana. Aunque en aquellos lejanos siglos XIII y XIV, los templarios y otros viajeros, al llegar al castillo de Pilas Bonas en el pueblo de Manzanares, último de la orden de Calatrava, en lugar de seguir al de Alhambra en tierras de Saniago, podían optar por seguir la cañada en dirección a Peñarroya, de la oden del Hospital y, de allí, a Ruidera.
Después de siglos, los castillos, algunos remozados como el de Peñarroya y el de Pilas Bonas, siguen evocándonos historias, leyendas y recuerdos de aquellas órdenes militares, cuyos nombres se perpetúan en los pueblos de la provincia: Castellar de Santiago, Calzada de Calatrava, Alcázar de San Juan, etc.