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LA SOLANA: Me gustaría probar las aceitunas de Noyon^s, pues soy...

Me gustaría probar las aceitunas de Noyon^s, pues soy muy aficionado a ellas ya que estimulan el apetito, y yo suelo tenerlo escaso. Y el aceite también por curiosidad, aunque en La Solana se produce por tres almazaras, un excelente aceite de oliva virgen. El aceite de oliva tiene más fortuna que el vino en cuanto a su comercialización, pues tiene menos competencia mundial y su consumo está más recomendado para la salud.
Sin duda fue temprana la denominación de origen -como se llama en España- del aceite de Noyon`s, en España se han ido formando en los últimos años, siguiendo el paso del vino y de otros productos como el queso, azafrán, berenjenas, melón, etc. El aceite que se produce en La Solana está desde hace unos pocos años, dentro de la denominación de origen "Campo de Montiel", que es el nombre de la comarca donde se asienta el pueblo. Pero su historia cuenta con varios siglos de existencia, ya dije en otra ocasión que los actuales pueblos ciudarrealeños surgieron a partir del siglo XIII; los primeros cultivos fueron los cereales y la viña, complementados con la ganadería y, en las vegas de algunos ríos, o con fuentes y norias, se producía también las legumbres, frutas y hortalizas necesarias para el sustento. Pero el olivo tardó en implantarse, propagado desde el norte, la zona de Toledo que lo mantenía desde siglos anteriores. Fue en el siglo XVII, cuando se empezaron a notar en los campos ciudarrealeños los olivares; antes el aceite se traía comúnmente desde Andalucía como el pescado marino salado, y ciertas frutas. En ese mismo siglo XVII tenemos constancia documental de un molino de aceite, situado en la calle hoy denominada Cruz de Hierro, que seguía en el mismo sitio en el año 1.751. Dicho año 1.751 eran 15 los molinos de aceite de La Solana, molinos de piedra movida por caballerías (mulos, burros o caballos), con viga para prensar la masa sobre los valeos de esparto o cáñamo, caldera para el agua caliente, trojes para la aceituna y tinajas para el aceite. Además en el convento de los frailes trinitarios, cuyo pasadizo elevado acompaña en imagen estas letras, existió otro molino de aceite, pues el convento poseía, un olivar con mil olivos junto al camino de San Antón.
Hoy los molinos han cambiado en sus instalaciones y maquinaria, el aceite se suele extraer con máquinas centrifugadoras, distintas a las prensas de viga y a las hidráulicas; ya no se puede empapar el pan tostado, en el aceite que surgía entre la masa junto a las piedras del molino, aceite anterior al prensado y de gran exquisitez, con el que los molineros preparaban sus "remojones" en las frías noches de campaña. Pero el aceite de oliva solanero sigue siendo uno de nuestros mejores productos, que enaltece y prestigia cualquier plato, una suerte tenerlo tan a mano.
Aquí también se aprecian y cuidan los olivos, tardan mucho en crecer pero dan frutos durante muchos años, siglos incluso; conozco viejos olivares por el campo solanero más que centenarios; las ayudas económicas de la Unión Europea contribuyen a mantener y aún a prosperar, este cultivo mediterráneo tan extendido en España.