PARTE II (Divido el mensaje en dos porque no me lo acepta por ser muy extenso).
En Valdepeñas, ahí al lado tenemos la ciudad del vino, crearon un gran espacio urbano en el mismo centro neurálgico, además de establecer en su plan de ordenación urbano la obligación de construir en un plazo tras los derribos, a fin de evitar la proliferación de solares cercados en el centro. A veces lo que prolifera delante de nosotros son las palabras huecas, mensajes vacíos, demagógicos, si no falsos, cuando lo que necesitamos son ideas originales, sensibilidad, conocimiento de lo que se hace fuera, las tendencias, las novedades, las necesidades de los vecinos y la forma de hacer el pueblo cómodo y atractivo para el presente y el futuro. Ejemplos de actuaciones negativas se han expuesto en los foros, ahí tenemos la visión de la Plazuela que se encuentra el visitante que viene al pueblo, si entra por la cuesta de la gasolinera y la harinera, para coger la calle de la Carrera, por donde entra la mayoría, y que no es una entrada que sorprenda por la belleza de sus edificios, aparte de la ermita de San Sebastián. Cuando llega a lo que parece un punto importante de tránsito de personas y establecimientos de todo tipo, de donde parten calles peatonales, un espacio como de recepción al visitante que se supone debe ser acogedor, agradable, vistoso... Pues se encuentra frente a él los contenedores de la basura, como marco, elemento o pantalla que desaira y afea el espacio. Y así llevan ya muchos años dando esa mala imagen ¿es tan difícil o complicado ponerlos en el callejón próximo de la calle Pacheco? no creo, existe además ahora un solar cercado en ese mismo callejón, el Ayuntamiento podría adquirir unos metros para situarlos allí soterrados. En la misma plazuela se podrían colocar dos árboles como los situados en la calle Alhambra, caben perfectamente tras los bancos, se echa de menos esos elementos vegetales en ese espacio tan soleado, serían un contrapunto decorativo que haría más amable un espacio tan poco natural y muy moderno, donde se da el mayor tránsito de personas y se asientan en su alrededor el mayor número de comercios, oficinas y establecimientos de todo tipo.
Si se quiere atraer el turismo hay que ser original, no tiene sentido hacer un muro exterior y unos remates como se hacían hace 50 años, al menos que exista un conjunto uniformado con gran valor histórico-artistico que lo exija. Cuando vas por otros pueblos o ciudades, en lugares turísticos o monumentales especialmente, compruebas que a la gente le gusta lo original, encontrar algo que no haya visto en otros sitios, que dé personalidad y atractivo al lugar, el espacio o el conjunto que se visita. Si van a arreglar ese murete de la plazuela de la Hojarasca que divide el espacio en dos niveles, cosa más que necesaria en vista de la actuación que se está haciendo en la zona, no tiene sentido repetirlo nuevamente, hay que aprovechar las pocas ocasiones en que se puede intervenir para dejar detalles originales, es preferible hacer un remate ondulado, estilo parque Güell, a repetir el diseño.
Se quiere que pasee el turista curioso por el pueblo, está bien adecentar, remozar los edificios históricos, disponer elementos típicos o antiguos difíciles de encontrar en una ciudad moderna, pero cuidando el detalle, la presentación, para no crear un efecto contrario. Ejemplo de lo que digo, se trasladó el monumento a Federico Romero al parquecillo cercano del rasillo de Santa Ana, buena idea a mi juicio, restaurándose el llamado pozo Nuevo que existía bajo el monumento. Mejor hubiera quedado el brocal original, lo recuerdo muy gastado por el uso, con las marcas de las cuerdas que se usaban para izar los cubos llenos de agua, quizás ya no exista por haber sido destruído. Un pozo con su brocal de piedra despierta la curiosidad del urbanita moderno, le atrae por su misterio, lo que esconde, el agua en sus profundidades, quieta, que parece retener todas las historias, las voces, los gritos, los ruidos de otros tiempos que ya no se escuchan en las calles y que algún día sonaron y se oyeron junto a ese brocal. Tal vez ese urbanita o soñador viajero se acerque al húmedo espacio en sombras abierto bajo el brocal, con una moneda en la mano y un deseo o un pensamiento de agradecimiento en la mente, como si esa agua mansa, sin tiempo que alimentó a gentes y animales, lavó ropas y trabajados cuerpos pudiera darle algo de paz, vigor e ilusión a su espíritu. Pero ¿qué encontrará bajo el brocal del pozo Nuevo? en lugar de una reja antigua o realizada a imitación para evitar caídas de personas o animales, una fea malla de encofrados con retorcidos hierros más un aún más feo tubo o manguera de plástico, puesto allí supuestamente para desaguar desde algún edificio o conducción cercana. Con estos detalles espantamos a la gente... El Quijote de la rotonda de la carretera de Manzanares parece ir en la misma línea, amenazando al visitante que se digna a acercarse a La Solana, como diciéndole: " ¡eh! adónde vas, tira de aquí so bellaco".
En Valdepeñas, ahí al lado tenemos la ciudad del vino, crearon un gran espacio urbano en el mismo centro neurálgico, además de establecer en su plan de ordenación urbano la obligación de construir en un plazo tras los derribos, a fin de evitar la proliferación de solares cercados en el centro. A veces lo que prolifera delante de nosotros son las palabras huecas, mensajes vacíos, demagógicos, si no falsos, cuando lo que necesitamos son ideas originales, sensibilidad, conocimiento de lo que se hace fuera, las tendencias, las novedades, las necesidades de los vecinos y la forma de hacer el pueblo cómodo y atractivo para el presente y el futuro. Ejemplos de actuaciones negativas se han expuesto en los foros, ahí tenemos la visión de la Plazuela que se encuentra el visitante que viene al pueblo, si entra por la cuesta de la gasolinera y la harinera, para coger la calle de la Carrera, por donde entra la mayoría, y que no es una entrada que sorprenda por la belleza de sus edificios, aparte de la ermita de San Sebastián. Cuando llega a lo que parece un punto importante de tránsito de personas y establecimientos de todo tipo, de donde parten calles peatonales, un espacio como de recepción al visitante que se supone debe ser acogedor, agradable, vistoso... Pues se encuentra frente a él los contenedores de la basura, como marco, elemento o pantalla que desaira y afea el espacio. Y así llevan ya muchos años dando esa mala imagen ¿es tan difícil o complicado ponerlos en el callejón próximo de la calle Pacheco? no creo, existe además ahora un solar cercado en ese mismo callejón, el Ayuntamiento podría adquirir unos metros para situarlos allí soterrados. En la misma plazuela se podrían colocar dos árboles como los situados en la calle Alhambra, caben perfectamente tras los bancos, se echa de menos esos elementos vegetales en ese espacio tan soleado, serían un contrapunto decorativo que haría más amable un espacio tan poco natural y muy moderno, donde se da el mayor tránsito de personas y se asientan en su alrededor el mayor número de comercios, oficinas y establecimientos de todo tipo.
Si se quiere atraer el turismo hay que ser original, no tiene sentido hacer un muro exterior y unos remates como se hacían hace 50 años, al menos que exista un conjunto uniformado con gran valor histórico-artistico que lo exija. Cuando vas por otros pueblos o ciudades, en lugares turísticos o monumentales especialmente, compruebas que a la gente le gusta lo original, encontrar algo que no haya visto en otros sitios, que dé personalidad y atractivo al lugar, el espacio o el conjunto que se visita. Si van a arreglar ese murete de la plazuela de la Hojarasca que divide el espacio en dos niveles, cosa más que necesaria en vista de la actuación que se está haciendo en la zona, no tiene sentido repetirlo nuevamente, hay que aprovechar las pocas ocasiones en que se puede intervenir para dejar detalles originales, es preferible hacer un remate ondulado, estilo parque Güell, a repetir el diseño.
Se quiere que pasee el turista curioso por el pueblo, está bien adecentar, remozar los edificios históricos, disponer elementos típicos o antiguos difíciles de encontrar en una ciudad moderna, pero cuidando el detalle, la presentación, para no crear un efecto contrario. Ejemplo de lo que digo, se trasladó el monumento a Federico Romero al parquecillo cercano del rasillo de Santa Ana, buena idea a mi juicio, restaurándose el llamado pozo Nuevo que existía bajo el monumento. Mejor hubiera quedado el brocal original, lo recuerdo muy gastado por el uso, con las marcas de las cuerdas que se usaban para izar los cubos llenos de agua, quizás ya no exista por haber sido destruído. Un pozo con su brocal de piedra despierta la curiosidad del urbanita moderno, le atrae por su misterio, lo que esconde, el agua en sus profundidades, quieta, que parece retener todas las historias, las voces, los gritos, los ruidos de otros tiempos que ya no se escuchan en las calles y que algún día sonaron y se oyeron junto a ese brocal. Tal vez ese urbanita o soñador viajero se acerque al húmedo espacio en sombras abierto bajo el brocal, con una moneda en la mano y un deseo o un pensamiento de agradecimiento en la mente, como si esa agua mansa, sin tiempo que alimentó a gentes y animales, lavó ropas y trabajados cuerpos pudiera darle algo de paz, vigor e ilusión a su espíritu. Pero ¿qué encontrará bajo el brocal del pozo Nuevo? en lugar de una reja antigua o realizada a imitación para evitar caídas de personas o animales, una fea malla de encofrados con retorcidos hierros más un aún más feo tubo o manguera de plástico, puesto allí supuestamente para desaguar desde algún edificio o conducción cercana. Con estos detalles espantamos a la gente... El Quijote de la rotonda de la carretera de Manzanares parece ir en la misma línea, amenazando al visitante que se digna a acercarse a La Solana, como diciéndole: " ¡eh! adónde vas, tira de aquí so bellaco".