LA BALADA DE LOS ÚLTIMOS DÍAS (IV): DESPUÉS DE LA
LLUVIA
Los siguientes fueron días de aguaceros y
colores grises. Apenas si se podía salir de las
casas, a no ser que se tuviera predilección por el ininterrumpido goteo de las nubes bajas. En lo tocante a Pepe Abascal, nunca le había entusiasmado recibir encima los
mantos pluviales, y ahora no estaba dispuesto a emplear parte de su escaso tiempo en tomarles afición. Siempre había sido animal de secano.
Después de tres días sin salir de
casa,
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