De nada sirven las palabras ahora que te has ido. Sólo me consuela pensar que tú sabías que te pensaba y recordaba cada día deseándote lo mejor. Confío en que Dios Todopoderoso te acoja en su seno y, desde allí, nos mires con esa sonrisa que nada te borraba.
Hasta siempre, Esperanza.
Hasta siempre, Esperanza.
pedro teacompaño en el sentimiento, y que dios la acoja en su seno, un abrazo floreal