Ramón Serrano Adán, hoy ha sido el ingrato día de tu partida corporal para siempre, desde donde estés dale ánimo a tu mujer Conchi, a tus hijos asi como a tu hermana Carmen y cuñado Herminio para poder mitigar el dolor que tu desaparición supone.
Cuando te enterastes el año pasado de la terrible operación cardiaca que sufrió mi hermano Alfredo, me llamastes de inmediato y decias con asombro ¡cómo a Alfredito le ha podido pasar una cosa asi! (lo llamabas como nos decian nuestros padres cuando éramos pequeños en Diógenes) Alfredito como tú lo llamabas ha tenido más suerte que tú, él superó su operación y quedó nuevo, a ti, un año después, la vida te tenia reservada la cara más amarga y trágica que nos puede mostrar, cebándose contigo y tu familia la mala suerte dándoos un revés dolorosísimo e inesperado. Ramón, siempre seguirás con nosotros, en todos los actos que tengamos los diogeneros estarás presente en nuestro recuerdo.
Como te decia ayer, siempre te quise y siempre te querré, nuestra tristeza es inmensa, intentaré quedarme con esa cara de alegria que tienes en la foto de la comida de Navidad.
Todo mi cariño y consuelo para esta entrañable familia.
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