Noche triste y muy silenciosa. Otro diogenero nos ha dejado. Hoy el aire de nuestro
pueblo silba de forma descontrolada y las encinas temen la
lluvia. Las
calles blancas de
Mina Diógenes, notan que algo pasa y que los ojos que las han visto durante muchos años, se han cerrado para siempre. Yo, me siento orgulloso de haberle dedicado a Rafael Cañas como hermano mayor que fue, las últimas palabras de mi escrito en la última
romería. ¡cómo recuerdo su mirada hacia la
Virgen de las
Minas mientras le
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