Yo en cambio, me estoy aficionando a la cocina en la vejez. Aunque todavía controlo poco. Juventud, divino tesoro.
B+a. Esto es arte y lo demás es cuento. Ya te digo, Rafi. Pero es que mi madre llevaba muchos años en el bar haciendo tortillas y tenía práctica. A las del bar (y no eran pequeñas) les daba la vuelta con una mano.
Besotes. jajajajaja, que arte y como le debio doler rascarse el bolsillo a tu tío.