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MINA DIOGENES: Rafa de Rafalillo, tu historia es tan bonita como todas...

Hola a tod@s:

Hace unos días me "topé" con un tapicero, un tapicero ambulante, un agradable encuentro que, de nuevo, me hizo sonreir y recordar aquellas largas tardes de verano, donde tocaba la siesta y nosotros no queríamos dormir, solo pensabamos en jugar, escaparnos y jugar. Creo que aquel día era sabado o domingo, porque mi padre estaba en casa, cuando aparecio una destartalada furgoneta con un altavoz anunciando que el tapicero había llegado al pueblo: " El tapicero ha llegado, ha llegado el tapicero,..., sillas, sillones, tresillos, butacas,..., en tela o "eskay" tapizamos todo tipo de muebles". Aquel atronador ruido fué la escusa perfecta para no dormir la siesta, salimos corriendo detrás de la furgoneta que se fué a parar en la encina que hay detrás de la portería del campo de fútbol, cerca de la casa de Rafuki, de Pepi y Jovita; allí pusieron el chiringuito aquellas personas "un poco raras", el padre muy seco, con pelo largo, cara arrugada y un cigarrillo que parecía pegado a su boca, no se lo quitaba ni para hablar, tenía unas uñas largas, largas y negras, la mujer con moño y muchas faldas y el hijo, un niño como nosotros, que tenía un pájaro, creo que era un gorrión que bebía de su boca. Todo un espectaculo del que nosotros no perdiamos detalle. Mi padre trajo seis sillas, que aquel hombre, sentado en una piedra cogió como si no pesasen y las manejo a su antojo, dándoles cien mil vueltas. Con un trozo de espuma, un trozo de "eskay", unas "puntillas sin cabeza", una cinta "dorada" y unas "tachuelas", en cinco minutos, una silla nueva. La noche llegaba y aquella "gente", personajes singulares, empezaron a recoger. Vinieron a tapizar, a cambiar el tapiz, y sin saberlo, sin quererlo, cambiaron una tarde aburrida y calurosa de verano, por una tarde diferente para recordar con cariño.

P. D. En esta foto está mi hermano Antoñito sentado en una de esas seis sillas.

Rafa de Rafalillo, tu historia es tan bonita como todas las que tu escribes. Cuando estábamos en Diógenes, no necesitábamos nada especial para que fuese un día especial en nuestra vida, un tapicero ambulante te ha hecho recordar ese día que para tí no fue como cualquier otro día de verano, qué bonito es que recordemos todo aquello de esa forma.
Besos para los niños, Alicia y para tí. Pepi.