Hombre Joselín,
amigo: estoy preparando unas cosillas y me digo: leeré los últimos
mensajes; y ¿Qué me encuentro? Ni más ni menos que con el dueño de Rociante, el que me va a llevar a
bailar a ese sitio tan guay de Nueva York City y que, últimamente, nos tiene abandonadas. Gracias por todos esos piropos. Aunque la fisonomía haya cambiado con los años (algo lógico) he procurado que mi carácter permaneciera o, si es posible, mejorara. Lo han posibilitado mis hijos, mis padres y mis
amigos. Un beso.
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