Hola foreros.
Como nuestro foro esta abierto para que cada uno cuente sus vivencias, yo voy a contar la mia.
Yo naci en Puertollano, en la calle Real. Estabamos allí de alquiler, nosostros viviamos en la planta de arriba y los dueños en la planta baja. Por motivos de salud de mi madre, que en verano no podia estar en Puertollano, mi padre pidio el traslado a Diogenes.
Recuerdo que vino a por nosotros en un coche de la empresa y la primera parada la hicimos en el pantano. Estaban las compuertas abiertas y era muy bonito pero a mi me dio un poco de miedo. Cuando llegamos a Diogenes, nos paramos en la casa de Gregorio, que era la principal, la mas acogedora que habia para los forasteros. Luego subimos a la que iba a ser nuestra casa, en la calle jardines nº 8. Me parecio una gozada al entrar y ver el jardin con dos grifos de agua una buena y otra mala. El jardin estaba un poquito abandonado, habia muchas hierbas altas y algunos lagartos.
Nuestros vecinos eran: el Sr. Castro, D. Eugenio Correa, D. Rosario, Sr. Barrera, Sr. Eutimio y el Sr. Bravo. Desde la puerta principal de la casa veia la casa del medico, del ingeniero Frances, el botiquin, las oficinas y mucho campo.
Enseguida me adapte y fui muy feliz
Como nuestro foro esta abierto para que cada uno cuente sus vivencias, yo voy a contar la mia.
Yo naci en Puertollano, en la calle Real. Estabamos allí de alquiler, nosostros viviamos en la planta de arriba y los dueños en la planta baja. Por motivos de salud de mi madre, que en verano no podia estar en Puertollano, mi padre pidio el traslado a Diogenes.
Recuerdo que vino a por nosotros en un coche de la empresa y la primera parada la hicimos en el pantano. Estaban las compuertas abiertas y era muy bonito pero a mi me dio un poco de miedo. Cuando llegamos a Diogenes, nos paramos en la casa de Gregorio, que era la principal, la mas acogedora que habia para los forasteros. Luego subimos a la que iba a ser nuestra casa, en la calle jardines nº 8. Me parecio una gozada al entrar y ver el jardin con dos grifos de agua una buena y otra mala. El jardin estaba un poquito abandonado, habia muchas hierbas altas y algunos lagartos.
Nuestros vecinos eran: el Sr. Castro, D. Eugenio Correa, D. Rosario, Sr. Barrera, Sr. Eutimio y el Sr. Bravo. Desde la puerta principal de la casa veia la casa del medico, del ingeniero Frances, el botiquin, las oficinas y mucho campo.
Enseguida me adapte y fui muy feliz