MINA DIOGENES: Marce, vaya herencia te dejó tu padre. Ya me acuerdo...

Vamos ha ver ANTONIO, o estamos de cachondeo o nos dedicamos a la poesía, por que unos con sonetos y otros con poesía,
los demás a llorar y no de alegría, los que estudiamos en
lebracho y por cierto mal aprovechado nos sentimos un poco extraños en este mundo de poesías.
Lo mio es el jolgorio, el cachondeo y la alegria, el vacile
las quedadas y también las romerias.
Me tenéis acojonado con tanta sabiduría, desde este momento me marcho en busca de otras compañías, que seáis muy felices con los sonetos y poesías.
Adios poetas y sonateros

Querido amigo Perico
entiendo bien lo que sientes,
pero nunca lo cortés
ha quitado lo valiente.

Pues con una rima facil,
que cualquiera puede hacer,
se puede estar de vacile,
como aquí lo puedes ver.

Porque no es cosa de estudios:
si tú estudiaste en Lebrachos
yo iba para perfumero
y estudié en el Teledrajo.

Si no conoces el sitio
pregunta a Antonio Morón,
que alguna vez habrá ido
cuando tenía un apretón.

Y un soneto entre catorce
también es una quedada:
quedamos para escribir,
aunque no zampemos nada. (¡snif!)

También digo a Libertad
que la nuestra no coarte
y marche, con viento fresco,
y su música, a otra parte.

Si no te va la poesía,
sigue con el cachondeo,
que aunque tu no leas las rimas
yo lo vuestro si lo leo.

Me despido con la firma,
por no hacerme muy pesado:
"Un Diogenero adoptivo
a Diógenes enganchado".

Ahora la dedicatoria:
a mi Padre, Marceliano,
del que aprendí a ser hombre
y a hacer poemas artesanos.

Marce, vaya herencia te dejó tu padre. Ya me acuerdo yo de él, bien en el bar o bien donde hacíais el hielo que siempre tenía alguna coplilla o chascarrillos como los que tú haces, y también los escritos en los azulejos del bar, hechos por él.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
En efecto, Antonio. Yo recuerdo una noche en el bar, que Josito, el peluquero (que en paz descanse) y él, algo "tostados" de vino, estuvieron casi 2 horas en duelo, echándose coplillas uno al otro, al estilo de los troveros.
Y más de una vez, en las fiestas de El Hoyo, se subía al escenario, agarraba el micro de la orquesta y montaba su show particular.
Su mayor pena en esta vida fue que, algunos años antes de morir, le operaron de la garganta y perdió la voz.
De él heredamos la afición por la ... (ver texto completo)