Rafi, enciende la chimenea; a continuación llenas una colodra de agua; la acercas al fuego y, cuando esté calentita (el agua, no la colodra que ésta quemará) procede a ello. Ya ves, todo tiene solución. Cuando yo era pequeña (¡qué tamoco hace tanto tiempo!) la colodra era "el calentador" que tenía mi madre siempre en un lado del fuego para disponer de agua caliente.