En cumplimiento a lo acordado con dos buenas amigas, vengo a relatar lo siguiente:
Si tuviera que emular a A. Machado, tendría que decir que mi infancia, son recuerdos de un pozo minero y sus inmediaciones, donde no maduraban los limoneros, pero si dulces y hermosas bellotas a las que tanta alusión se a hecho en este foro.
Llegamos aquí procedentes de Puertollano, donde habiamos vivido durante una estancia corta de tiempo, pues el clima de este lugar no comulgaba con la ya delicada salud de mi madre. Era ya de noche, fue a recogernos y cargar los muebles el pegaso de la SMMP; no recuerdo quien era el conductor. Nada mas llegar me hicieron dos advertencias importantes, la familia que nos recibio fue la de Eduardo "el pinche", uno de los maquinistas que trabajaba en el pozo 3.
Primera advertencia: Había visto una gran alberca y así lo hice saber, enseguida me dijeron ahí ni se te ocurra arrimarte, pues hace poco se ha ahogado un muchacho, mas tarde supe que se trataba de un hermano de Eduardo y Gabi Aroca, cuyo padre también trabajaba en el 3 de vigilante minero.
Segunda advertencia: A la boca del pozo ni te acerques, porque solo con ese humillo que sale coges la " Silicosis", ademas resulta muy peligroso.
Me dije a mi mismo, ni para la derecha ni para el frente, me quedaba la izquierda y la espalda. Bueno ofrecian bastantes posibilidades.
Ni que decir tiene que durante los primeros días, quizá meses, obedecí escrupulosamente estas instrucciones; luego se me olvidaron o no quise recordarlas, pues recuerdo que justo al lado de " la Charca " que ya estaba alambrada, mate algunas ranas con mi carabina de aire comprimido, marca "cometa" calibre 4,5mm, y a algunas aves domésticas que acudian a saciar su sed; no, no eran gallinas.
Junto a esta " Charca " la familia Domenech, tenía un pequeño huerto, que algunas veces venia a regarlo el hermano mayor, Tomás, con alguno de sus hermanos más pequeños y recuerdo que a la sombra de una encina que había en el mismo huerto, nos hacia pasar muy buenos ratos con sus "chascarrillos"; es muy gracioso Tomás, algún día contaré una anecdota suya. CONTINUARA.....
Si tuviera que emular a A. Machado, tendría que decir que mi infancia, son recuerdos de un pozo minero y sus inmediaciones, donde no maduraban los limoneros, pero si dulces y hermosas bellotas a las que tanta alusión se a hecho en este foro.
Llegamos aquí procedentes de Puertollano, donde habiamos vivido durante una estancia corta de tiempo, pues el clima de este lugar no comulgaba con la ya delicada salud de mi madre. Era ya de noche, fue a recogernos y cargar los muebles el pegaso de la SMMP; no recuerdo quien era el conductor. Nada mas llegar me hicieron dos advertencias importantes, la familia que nos recibio fue la de Eduardo "el pinche", uno de los maquinistas que trabajaba en el pozo 3.
Primera advertencia: Había visto una gran alberca y así lo hice saber, enseguida me dijeron ahí ni se te ocurra arrimarte, pues hace poco se ha ahogado un muchacho, mas tarde supe que se trataba de un hermano de Eduardo y Gabi Aroca, cuyo padre también trabajaba en el 3 de vigilante minero.
Segunda advertencia: A la boca del pozo ni te acerques, porque solo con ese humillo que sale coges la " Silicosis", ademas resulta muy peligroso.
Me dije a mi mismo, ni para la derecha ni para el frente, me quedaba la izquierda y la espalda. Bueno ofrecian bastantes posibilidades.
Ni que decir tiene que durante los primeros días, quizá meses, obedecí escrupulosamente estas instrucciones; luego se me olvidaron o no quise recordarlas, pues recuerdo que justo al lado de " la Charca " que ya estaba alambrada, mate algunas ranas con mi carabina de aire comprimido, marca "cometa" calibre 4,5mm, y a algunas aves domésticas que acudian a saciar su sed; no, no eran gallinas.
Junto a esta " Charca " la familia Domenech, tenía un pequeño huerto, que algunas veces venia a regarlo el hermano mayor, Tomás, con alguno de sus hermanos más pequeños y recuerdo que a la sombra de una encina que había en el mismo huerto, nos hacia pasar muy buenos ratos con sus "chascarrillos"; es muy gracioso Tomás, algún día contaré una anecdota suya. CONTINUARA.....