Amigo Benito, verdaderamente eres un mago y una persona buena, excepcional. Acabo de leer tu bellísimo relato sobre tu visita espiritual a Mina Diógenes y, sinceramente, me siento emocionado y conmovido. Tienes un don especial para expresar las buenas vibraciones y eso transmite a quienes te conocemos una paz interior muy grande.! Qué bella y transparente tu narración! Uno pasea contigo en sueños por el pueblecito mágico y eterno de la infancia y va saludando voces y nombres que no están, pero permanecen dentro del espíritu, en las bóvedas secretas del corazón.
! Cuánto amor y cuánta ternura destilan tus palabras, amigo Benito! Gracias, mil gracias, por hacerme feliz reviviendo emociones y sentimientos que todos compartimos. Es una gratísima experiencia leer lo que escribes con los dedos del alma. El tiempo no vuelve, pero tú lo mantienes ingrávido y tenue entre tus palabras, concediendo al pasado un brillo poético e intemporal que a todos nos hace revivir el paraíso de la niñez. Sigue así, Benito, y no cambies. Necesitamos armonía, pureza, sencillez y amor en este mundo tan materialista y vacío. La serenidad y el resplandor celeste flotan en las cálidas líneas de tu escrito. No quiero despedirme de ti sin desearle todo lo mejor a tu padre, Obdulio, a quien tengo muchísimas ganas de conocer en persona, y para ti recibe un sincero abrazo y toda la gratitud de tu amigo, Alejandro López Andrada.
! Cuánto amor y cuánta ternura destilan tus palabras, amigo Benito! Gracias, mil gracias, por hacerme feliz reviviendo emociones y sentimientos que todos compartimos. Es una gratísima experiencia leer lo que escribes con los dedos del alma. El tiempo no vuelve, pero tú lo mantienes ingrávido y tenue entre tus palabras, concediendo al pasado un brillo poético e intemporal que a todos nos hace revivir el paraíso de la niñez. Sigue así, Benito, y no cambies. Necesitamos armonía, pureza, sencillez y amor en este mundo tan materialista y vacío. La serenidad y el resplandor celeste flotan en las cálidas líneas de tu escrito. No quiero despedirme de ti sin desearle todo lo mejor a tu padre, Obdulio, a quien tengo muchísimas ganas de conocer en persona, y para ti recibe un sincero abrazo y toda la gratitud de tu amigo, Alejandro López Andrada.