UNA VIEJA ANECDOTA
Se trata de Gabriel Diaz, le llamaban "Cano o Canete", cuando lo conocí ya tenia poco pelo, pero debió ser rubio. Era pequeño muy despierto, activo y simpatico.
Su hermano mayor, era por aquel entonces, el barbero oficial de la Mina, Gabriel ayudaba a su hermano a la vez que aprendía el oficio arreglando a los pequeños.
Un día mientras su hermano fue a dar servicio a casa del ingeniero, se presentó en la peluquería un "serrano" de Toriles, que requería un servicio de rapado. Como el hermano se había llevado el mejor material, solo disponía de una navaja gastada llamada "verduguillo" que utilizaba para recortar las patillas y cuellos de los mas pequeños.
El Cano, empezó a bañar con espuma al cliente, esperando mientras tanto, que su hemano regresara y rematara la faena, como se retrasara y el "serrano" tubiese espuma hasta en los zapatos, le dijo a Gabriel:! Chico es que no te atreves ¡.. Claro que si ahora mismo, contestó nuestro aprendiz de barbero. Suavizó cuanto puso el "verduguillo" y comenzó el afeitado. Pasaba una y otra vez la navaja por la barba apretando cada vez más, hasta que entre lamentos y votos del cliente, terminó el rapado.
Incorporándose el cliente, pregunto que le debía. - Nada, respondió Gabriel, otra vez será. El cliente dándole un duro, le dijo:! COBRESE, QUE AUNQUE VIVA CIEN AÑOS, MO VOY A VENIR JAMAS EN MI VIDA ¡
Se trata de Gabriel Diaz, le llamaban "Cano o Canete", cuando lo conocí ya tenia poco pelo, pero debió ser rubio. Era pequeño muy despierto, activo y simpatico.
Su hermano mayor, era por aquel entonces, el barbero oficial de la Mina, Gabriel ayudaba a su hermano a la vez que aprendía el oficio arreglando a los pequeños.
Un día mientras su hermano fue a dar servicio a casa del ingeniero, se presentó en la peluquería un "serrano" de Toriles, que requería un servicio de rapado. Como el hermano se había llevado el mejor material, solo disponía de una navaja gastada llamada "verduguillo" que utilizaba para recortar las patillas y cuellos de los mas pequeños.
El Cano, empezó a bañar con espuma al cliente, esperando mientras tanto, que su hemano regresara y rematara la faena, como se retrasara y el "serrano" tubiese espuma hasta en los zapatos, le dijo a Gabriel:! Chico es que no te atreves ¡.. Claro que si ahora mismo, contestó nuestro aprendiz de barbero. Suavizó cuanto puso el "verduguillo" y comenzó el afeitado. Pasaba una y otra vez la navaja por la barba apretando cada vez más, hasta que entre lamentos y votos del cliente, terminó el rapado.
Incorporándose el cliente, pregunto que le debía. - Nada, respondió Gabriel, otra vez será. El cliente dándole un duro, le dijo:! COBRESE, QUE AUNQUE VIVA CIEN AÑOS, MO VOY A VENIR JAMAS EN MI VIDA ¡