Homenaje a nuestra biblioteca de Diógenes:
Ayer terminé de leer este precioso libro (edición moderna) y me recordaba a aquel viaje submarino que leí hace 40 años estando en Mina Diógenes. Mi padre lo llevó a mi casa…préstamo de 15 días y firmado el recibo por el secretario del casino (pudiera ser Joaquín Morón, Ángel Gómez, Ramsey, Cesar Barrera, algún Del Hoyo u otros muchos secretarios que tuvo el Casino de Abajo como todos le conocíamos).
La biblioteca de nuestro pueblo, era un nido de sapiencia, de lo mejor que se pudiese leer en aquella época. ¡Nos situamos paisanos! …entramos al casino, al fondo a la derecha la barra del bar (conserjes como Pichucho, Mere, Vizuete y otros, atentos a los socios y consumidores), a la izquierda había una habitación que en su tiempo hizo de biblioteca del Centro Cultural Mina “Diógenes”. Posteriormente, se traslada al fondo a la izquierda en dirección a los servicios y pasando por el que era el escenario de los músicos de las fiestas…de eso entienden los hermanos Luengo y el Francés Floreal.
Allí se veían y leían libros como. “ Lo que el viento se llevo”, “Moisés”, “El Doctor Zivago” “Poemas de Campoamor”, “Ana Karenina”, “El Conde de Montecristo”, “ Guerra y paz” …y muchos más que servían para entretener y culturizar un poco a los diogeneros. ¡que sí! que aunque no lo creamos, nuestros paisanos de entonces leían a lo mejor …más que leemos nosotros ahora. Sacaban tiempo para todo (para tomar unos chatos de vino, para la partida de dominó o truque y como no, para un rato de lectura).
Nuestro pueblo, era sabio en la convivencia entre sus vecinos, era ejemplar en el esfuerzo de sus obreros, insuperable en las fiestas y como yo digo…digno en la lectura. Hasta las novelas de Corin Tellado podían servir para entretener y relajarse después de la faena. ¿A que muchos de vuestros padres leían novelas?... “Cruzando Río Bravo” por ejemplo.
Nuestra biblioteca, fue digna de un pueblo y sirvió durante el tiempo que duró la mina. Por eso, nuestros mayores, nos dejaron una herencia ejemplar y que nosotros tenemos que continuar.
Hoy, se me ha ocurrido hacerle este homenaje a nuestra antigua Biblioteca de Mina Diógenes y así os lo pongo en este escrito. Que cada uno recuerde su tiempo atrás y sus vivencias. VIVA DIÓGENES.
Ayer terminé de leer este precioso libro (edición moderna) y me recordaba a aquel viaje submarino que leí hace 40 años estando en Mina Diógenes. Mi padre lo llevó a mi casa…préstamo de 15 días y firmado el recibo por el secretario del casino (pudiera ser Joaquín Morón, Ángel Gómez, Ramsey, Cesar Barrera, algún Del Hoyo u otros muchos secretarios que tuvo el Casino de Abajo como todos le conocíamos).
La biblioteca de nuestro pueblo, era un nido de sapiencia, de lo mejor que se pudiese leer en aquella época. ¡Nos situamos paisanos! …entramos al casino, al fondo a la derecha la barra del bar (conserjes como Pichucho, Mere, Vizuete y otros, atentos a los socios y consumidores), a la izquierda había una habitación que en su tiempo hizo de biblioteca del Centro Cultural Mina “Diógenes”. Posteriormente, se traslada al fondo a la izquierda en dirección a los servicios y pasando por el que era el escenario de los músicos de las fiestas…de eso entienden los hermanos Luengo y el Francés Floreal.
Allí se veían y leían libros como. “ Lo que el viento se llevo”, “Moisés”, “El Doctor Zivago” “Poemas de Campoamor”, “Ana Karenina”, “El Conde de Montecristo”, “ Guerra y paz” …y muchos más que servían para entretener y culturizar un poco a los diogeneros. ¡que sí! que aunque no lo creamos, nuestros paisanos de entonces leían a lo mejor …más que leemos nosotros ahora. Sacaban tiempo para todo (para tomar unos chatos de vino, para la partida de dominó o truque y como no, para un rato de lectura).
Nuestro pueblo, era sabio en la convivencia entre sus vecinos, era ejemplar en el esfuerzo de sus obreros, insuperable en las fiestas y como yo digo…digno en la lectura. Hasta las novelas de Corin Tellado podían servir para entretener y relajarse después de la faena. ¿A que muchos de vuestros padres leían novelas?... “Cruzando Río Bravo” por ejemplo.
Nuestra biblioteca, fue digna de un pueblo y sirvió durante el tiempo que duró la mina. Por eso, nuestros mayores, nos dejaron una herencia ejemplar y que nosotros tenemos que continuar.
Hoy, se me ha ocurrido hacerle este homenaje a nuestra antigua Biblioteca de Mina Diógenes y así os lo pongo en este escrito. Que cada uno recuerde su tiempo atrás y sus vivencias. VIVA DIÓGENES.