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MINA DIOGENES: Buenos días Apolonio, me alegro que vuelvas a la normalidad...

Llevo tiempo que quiero hacer un pequeño homenaje a esta foto, pues me viene a la memoria, el esfuerzo y el sacrifío que tenían que hacer nuestras madres, a la hora de lavar en los barreños (con su capa de hielo mañanera) y no había otra cosa... así era (la lavadora ni por ensueño).
Si recordabáis, los barreños... los grandes barreños, estaban fijos, inmóviles, nadie los tocaba, excepto algún perro sediento que pasaba cerca de ellos. Ellos, esperaban la llegada de la mañana, para que pudieran dar servicio a esas madres madrugadoras, sin frío, sin miedo y que tenían que preparar el mono de trabajo o la ropa de los chiquillos.
¡ah! se me olvidaba decir, que aveces los chavales jugabamos a la pídola, saltando los barreños uno tras otro y el que le daba era que perdía... no nos cansabamos.
Recuerdo desde las ventanas del Tele Club, esos barreños siempre fijos en la calle... como estatuas decorativas. Y a las mujeres de la calle, frotando la ropa de la faena.
¡y las manos como se quedarían de heladas!... pues no se quejaban.
Por eso hoy sin ser el día de la madre (de oficio) aunque debería ser todos los días, les dedico estas humildes letras:
"Las madres son el aliento de vida, ejemplo de esfuerzo y sacrificio, renuncia y entrega, amor y comprensión. Son quienes transmiten la alegría que embarga en el hogar, las que sostienen con su sonrisa y afecto a todos los que la rodean. Son puerta de esperanza, amigas y consejeras, las que logran convertir en realidad los sueños de sus hijos. Son, en definitiva, el Amor con mayúsculas"... un recuerdo cariñoso para las que no están con nosotros y un beso, para las que por suerte viven todavía.
(perdonar el tema, pero lo pongo como me sale)

Buenos días Apolonio, me alegro que vuelvas a la normalidad de los acontecimientos y estés con nosotros todos los días.
Yo recuerdo cuando llegaban estas fechas de fuertes heladas que llevaba la tabla a mi madre al Canal de Castilla para lavar y tenía que romper con una maza el hielo de la orilla para colocar la tabla, tenía un clavo muy grande que se metía en la tierra para que la corriente no se llevase la tabla.
Muchos días se recogía la ropa que estaba tendida para secarse como un "panderete", de lo tiesa que se quedaba. No dejaba de helar en todo el día.
Nuestras pobres madres si que saben lo que es trabajar duro, afortunadamente nosotros hemos llegado en un momento mucho mejor en todos los aspectos.
Gracias por recordarnos a esas personas que nos dan la vida y se esfuerzan para que nosotros estemos cada día mejor.
B+a.