Oda al nacimiento de un ciervo. (Fragmento)
Se recostó la cierva
detrás
de la alambrada.
Sus ojos eran
dos oscuras
almendras.
El gran ciervo velaba
y a mediodía
su corona de cuernos
brillaba
como un
altar encendido. (PABLO NERUDA9
Buenos días
amigos.