gracias Vinagrilla por esta foto, pues sabes que me encanta... mi madre, mi hermana, tu madre, la Paulita, tú, tu hermana, y tu tía y primos (creo se llamaba Arsenio el mayor). Además la puerta del casino, la calle de las escuelas, todo encanto y blanco. Era nuestro recorrido. Nuestros padres subían y bajaban del casino, después de sus partidas o de sus chatos. A veces en sueños veíamos la calle vacia, pero llena de nostalgia... coches pocos. Las bicicletas de Luisito Tirado o Paco el de Loren, bajaban la calle a toda pastilla a ver quien llegaba antes a la puerta de Gregorio. A veces se oía la voz de alguna paisana, vecina y buena persona, que les gritaba... ¡os váis a matar!.
Era la subida y bajada de la escuela. Camino de procesiones. Recorrido de coheteros que subían para animar a Santa Bárbara. ¡ah! los jardines llenos de rosales y de flores, que en primavera parecían vergeles. De blanco para la feria de agosto. La cal la curaban nuestras madres, echándola en unos cubos grandes y dejándola reposar... así todo limpio.
Esa hermosa calle. Ese hermoso lugar... el aro de hierro, de Regino y el mío, bajaban a toda leche haciendo curvas y procurando llegar a la puerta del Casino.
Ahora, todo perdido, lleno de hierbas, excrementos de animales y el sendero perdido... pero lo que no se perderá nunca, son nuestros recuerdos, nuestras vivencias y por supuesto, las imágenes que de forma gratiuita, el paisaje diogenero nos regalaba con cariño.
Así lo recuerdo yo ahora. Descansando de exámenes y de notas... me ha salido esto.
Gracias Vinagrilla por la foto.
Era la subida y bajada de la escuela. Camino de procesiones. Recorrido de coheteros que subían para animar a Santa Bárbara. ¡ah! los jardines llenos de rosales y de flores, que en primavera parecían vergeles. De blanco para la feria de agosto. La cal la curaban nuestras madres, echándola en unos cubos grandes y dejándola reposar... así todo limpio.
Esa hermosa calle. Ese hermoso lugar... el aro de hierro, de Regino y el mío, bajaban a toda leche haciendo curvas y procurando llegar a la puerta del Casino.
Ahora, todo perdido, lleno de hierbas, excrementos de animales y el sendero perdido... pero lo que no se perderá nunca, son nuestros recuerdos, nuestras vivencias y por supuesto, las imágenes que de forma gratiuita, el paisaje diogenero nos regalaba con cariño.
Así lo recuerdo yo ahora. Descansando de exámenes y de notas... me ha salido esto.
Gracias Vinagrilla por la foto.