Esta es mi foto en blanco y negro del día. La recuerdo como si fuera hoy. El cura nos invita a una excursión a las Tiñosas (para nosotros algo mágico y grande)... ¡a las Tiñosas! Los invitados, Regino, Urbano, Fernandito y Apolonio.
- Llevar merienda, nos dice el cura.
- No se preocupe, que la tortilla va a ser buena, y los chorizillos también.
- Buen calzado, no vayamos a tener problemas.
Salimos temprano... sobre las 8 de la mañana. Al pasar por la Goyeriza (parada) y algún fruto del tiempo tuvo que caer en nuestras manos. Cuando ibamos llegando al sillón del moro, nos cuenta el cura la posible historia del sillón. Nosotros embobados escuchando y adelante. Los perros de la Martina nos saludan a ladridos... pero sin bajar al camino. El cura siempre trataba de enseñarnos algo... no les hagáis caso y no pasa nada. (así pasó). Obdulio que se asoma y nos saluda.-buenos días D. José, que..., a echar el día. -Si, le contesta el cura, con estos jovenzuelos haber si aprenden algo de la naturaleza.
En la fuente agria, el trago de turno y pendientes de las peras del huerto de enfrente. Creo que Urbano era el más astuto y decía,-estas peras ya se pueden comer. Al bolsillos de cada uno unas pocas... el cura se hacía el despistado.
Subimos a ver la ermita de la casa de los Porras... los amos (como así se les conocía). Creo recordar que tenían una pista deportiva y nosotros con la boca abierta ¡una pista deportiva!, después vimos los baños (ese día no pudimos zambullirnos en el agua). Despues a patear los pinos, buscando alguna planta distinta para explicarla y además viendo las piñas por el suelo. Decía el cura que cuando había fuego, eran muy peligrosas, pues saltaban y transmitían el fuego por otros lados. Nosotros queríamos comer, pues la barriga ya nos hacía ruido y así lo hicimos. Como nos véis en la foto, así estuvimos, y nos machacamos la tortilla, los filetes y los chorizos. De postre peras del famoso árbol. Regino con su puñal, yo con una pluma de pavo que encontré... como para imitar a Cervantes, Fernando comiendo que se atragantaba, Urbano atento a los pajarillos de los árboles y el Cura con su sombrero de paja.
El día de lo mejor. D. José nos hablaba de los amigos, del futuro, de ser responsables y del estudio. Nosotros, oyendo y asintiendo... pero pensando en las chavalas del pueblo... (pronto era la feria de agosto y podíamos bailar unas piezasÇ). Termina la excursión y de vuelta a casa. Un buen día, ecológico, gastronómico, deportivo y reflexivo... ¿os habéis preguntado quien hizo la foto?... pues la hizo Obdulio que pasó por allí y se atrevió a hacer de fotografo. Yo creo que no le salió mal-. Así pasamos ese sábado en Mina Diógenes del año 1966 (13-14 años).
A todos un abrazo. D. José si lees el foro, gracias por ese día tan bueno.
- Llevar merienda, nos dice el cura.
- No se preocupe, que la tortilla va a ser buena, y los chorizillos también.
- Buen calzado, no vayamos a tener problemas.
Salimos temprano... sobre las 8 de la mañana. Al pasar por la Goyeriza (parada) y algún fruto del tiempo tuvo que caer en nuestras manos. Cuando ibamos llegando al sillón del moro, nos cuenta el cura la posible historia del sillón. Nosotros embobados escuchando y adelante. Los perros de la Martina nos saludan a ladridos... pero sin bajar al camino. El cura siempre trataba de enseñarnos algo... no les hagáis caso y no pasa nada. (así pasó). Obdulio que se asoma y nos saluda.-buenos días D. José, que..., a echar el día. -Si, le contesta el cura, con estos jovenzuelos haber si aprenden algo de la naturaleza.
En la fuente agria, el trago de turno y pendientes de las peras del huerto de enfrente. Creo que Urbano era el más astuto y decía,-estas peras ya se pueden comer. Al bolsillos de cada uno unas pocas... el cura se hacía el despistado.
Subimos a ver la ermita de la casa de los Porras... los amos (como así se les conocía). Creo recordar que tenían una pista deportiva y nosotros con la boca abierta ¡una pista deportiva!, después vimos los baños (ese día no pudimos zambullirnos en el agua). Despues a patear los pinos, buscando alguna planta distinta para explicarla y además viendo las piñas por el suelo. Decía el cura que cuando había fuego, eran muy peligrosas, pues saltaban y transmitían el fuego por otros lados. Nosotros queríamos comer, pues la barriga ya nos hacía ruido y así lo hicimos. Como nos véis en la foto, así estuvimos, y nos machacamos la tortilla, los filetes y los chorizos. De postre peras del famoso árbol. Regino con su puñal, yo con una pluma de pavo que encontré... como para imitar a Cervantes, Fernando comiendo que se atragantaba, Urbano atento a los pajarillos de los árboles y el Cura con su sombrero de paja.
El día de lo mejor. D. José nos hablaba de los amigos, del futuro, de ser responsables y del estudio. Nosotros, oyendo y asintiendo... pero pensando en las chavalas del pueblo... (pronto era la feria de agosto y podíamos bailar unas piezasÇ). Termina la excursión y de vuelta a casa. Un buen día, ecológico, gastronómico, deportivo y reflexivo... ¿os habéis preguntado quien hizo la foto?... pues la hizo Obdulio que pasó por allí y se atrevió a hacer de fotografo. Yo creo que no le salió mal-. Así pasamos ese sábado en Mina Diógenes del año 1966 (13-14 años).
A todos un abrazo. D. José si lees el foro, gracias por ese día tan bueno.
Apolonio, tus bonitos recuerdos nos hacen retroceder en el tiempo. ¡Cuántas tardes habremos realizado ese mismo recorrido mis hermanos y yo con mis padres! En realidad yo volvía a mi lugar de nacimiento. Con razón soy pueblerina total!