Queridos amigos diogeneros; de nuevo me dirigo a vosotros para agredecer las palabras de Antonio Morón, Marce Gutiérrez (muchas gracias por el interés en leer mi novela) y Pepi Vozmediano, que también vive en tierras cordobesas, Bujalance, algo de lo que me he enterado recientemente. No quiero olvidar a mi amigo Rafuki, que me ha hecho descubrirlos (espero verte, amigo Rafa, el domingo próximo en Cabezarrubias del Puerto). En cuanto a los orígenes familiares de Antonio Morón, me ha emocionado muchísimo saber que su padre, en paz descanse, nació en El Soldado, paisaje minero tan próximo a mi pueblo, Villanueva del Duque. Sinceramente, Antonio, me he sentido muy a gusto leyendo lo del viaje que hiciste con tu familia a mi tierra, también la tuya. No sé qué me ocurre últimamente, pero la verdad es que me siento muy reconfortado al leer vuestros escritos en este foro. Me hacéis sentirme niño y, cuando estoy en el foro, compartiendo vuestros sentimientos y vuestros recuerdos, floto en la pureza, en la verdadera luz que une a todas las personas de buen corazón y buenas entrañas. Eso es lo que me ocurre. Me siento bien acogido y rodeado de sentimientos positivos y de muy buenas vibraciones. A mí me gusta ver la vida con una mirada limpia, azul, y vosotros y vosotras, todos los antiguos habitantes de Minas Diógenes, me entregáis todo lo mejor que hay en el mundo y depositáis en mi alma lo mejor: ternura, calor humano, amistad y fraternidad sincera. ¿Se puede pedir algo más? Yo me quedo con todo lo positivo que guardáis en vuestras almas y derramásis en el aire sin pedir nada a cambio, con generosidad y alegría. Muchas Gracias por ser como sois y por darme tanta paz, tanta armonía y tanto amor. Un cálido abrazo, amigos y amigas de Diógenes, para todos, de Alejandro.