Escrito con mucho cariño y recordando la fiesta de SANTA BÁRBARA.
Cuando se iban a acostar, el obrero de la mina le decía a su mujer.- Esta noche, no pego un ojo pensando en mañana "Santa Bárbara".
- Tendrás que descansar algo, que hoy has tenido un día muy duro en la mina (le decía ella).
- ¡ya! pero así son todos los días. En la mina, no hay día fácil. Siempre hay peligro, dureza y riesgo. Pero la vida es así.
- ¿sabes que te digo?- que cuando estás en la mina, no vivo. A cada instante pienso que puede pasar algo malo... un derrumbe por ejemplo. Tengo el alma en un puño.
- ¡no te preocupes mujer! que no me va a pasar nada.
- ¡bueno a dormir! que como nos descuidemos se hace de día.- ¡vale!
- ¡ah! el traje lo tienes limpio en el salón, la camisa blanca, la corbata nueva y los zapatos más limpios que un sol. El brazalete y el cetro de la Hermandad, están preparaos también.- mil gracias contesta él.-
HABÍAN quedado a las 7 de la mañana en el casino de abajo. Directivos, coheteros, barreneros, y los hermanos de la Hermandad que querían estar tambien.
A las 6,30 de la mañana, arriba y dispuesto a engalanarse con las ropas preparadas. Buen aseo, su afeitao mañanero y que no falte la colonia. Había que ir como un pincel. Era el día más grande para los mineros y eso valía la pena. Era el día de Santa Bárbara...4 de diciembre.
El casino de "abajo" ya estaba abierto y las luces alumbraban la calle Mayor. El conserje tenía todo listo para el encuentro. Anis, coñac, café y rosquillos caseros que había hecho su mujer el día anterior.
Iban llegando poco a poco. El presidente, el secretario y el tesorero, eran los primeros en llegar. Saludos mañaneros, la copa de anis en el mostrador... se avecina un buen día. Hablan, se miran y preguntan por los preparativos de la Virgen. - ¿las andas estarán decoradas?- ¡claro hombre! - las mujeres ayer estuvieron por la tarde poniendo las flores y dejando a la Virgen bien adornada.
Se oye al fondo un estruendo fuerte. - ya están aquí los paisanos de los cohetes y los barrenos. Suena otro cohete, y otro, muchos más.
En el patio del casino están los artificieros de la póvora. Recuerdo a algunos de mi época (Rafalillo, Franco, Juan Cañas, El Ruso, Alfredo, Félix Lara, Jesús el eléctrico, Vinagre, Jacobo, Rafael Cañas, Domenech, Juan Luis, y algunos más que ahora no recuerdo. entran todos en el casino y en la cara se les nota esa emoción del día. Los ojos brillantes por el sentimiento hacia la patrona. Habían dado la señal de salida a todos los habitantes del pueblo. Había empezado el día de Santan Bárbara. Saludos, abrazos... como los jugadores al terminar un partido. Eran buenos amigos y pasianos.
- ¡qué no falte el anis ni el coñac!.
- los cafés calentitos encima del motrador ¡vamos paisano!.
Entra el Francés con la batería y grita a pleno pulmón... ¡viva Santa Bárbara! y todos al mismo tiempo! vivan!. Gregorín y el Tornero entran detrás de él, llevan la acordeón y la trompeta. Había que dar la diana y acompañar en la misa y en la procesión.
Van llegando hermananos de la Hermandad y todos por dentro sienten ese cariño a la Virgen. Todos, tuvieran el trabajo que fuera dentro de las Minas, todos, sabían que dentro de sus corazones, había un hueco especial para los que bajaban a las entrañas de la tierra. Todos eran necesarios para que el pueblo fuera pueblo (talleres, lavaderos, oficinas, guardas, mineros que bajaban al pozo)... ellos sabían repartir su sentimiento y dejar un trocito más para el que se metía en la jaula del pozo.
Entre vivas, saludos y abrazos, iba llegando la hora de la misa y de la procesión.
(continúa)
Cuando se iban a acostar, el obrero de la mina le decía a su mujer.- Esta noche, no pego un ojo pensando en mañana "Santa Bárbara".
- Tendrás que descansar algo, que hoy has tenido un día muy duro en la mina (le decía ella).
- ¡ya! pero así son todos los días. En la mina, no hay día fácil. Siempre hay peligro, dureza y riesgo. Pero la vida es así.
- ¿sabes que te digo?- que cuando estás en la mina, no vivo. A cada instante pienso que puede pasar algo malo... un derrumbe por ejemplo. Tengo el alma en un puño.
- ¡no te preocupes mujer! que no me va a pasar nada.
- ¡bueno a dormir! que como nos descuidemos se hace de día.- ¡vale!
- ¡ah! el traje lo tienes limpio en el salón, la camisa blanca, la corbata nueva y los zapatos más limpios que un sol. El brazalete y el cetro de la Hermandad, están preparaos también.- mil gracias contesta él.-
HABÍAN quedado a las 7 de la mañana en el casino de abajo. Directivos, coheteros, barreneros, y los hermanos de la Hermandad que querían estar tambien.
A las 6,30 de la mañana, arriba y dispuesto a engalanarse con las ropas preparadas. Buen aseo, su afeitao mañanero y que no falte la colonia. Había que ir como un pincel. Era el día más grande para los mineros y eso valía la pena. Era el día de Santa Bárbara...4 de diciembre.
El casino de "abajo" ya estaba abierto y las luces alumbraban la calle Mayor. El conserje tenía todo listo para el encuentro. Anis, coñac, café y rosquillos caseros que había hecho su mujer el día anterior.
Iban llegando poco a poco. El presidente, el secretario y el tesorero, eran los primeros en llegar. Saludos mañaneros, la copa de anis en el mostrador... se avecina un buen día. Hablan, se miran y preguntan por los preparativos de la Virgen. - ¿las andas estarán decoradas?- ¡claro hombre! - las mujeres ayer estuvieron por la tarde poniendo las flores y dejando a la Virgen bien adornada.
Se oye al fondo un estruendo fuerte. - ya están aquí los paisanos de los cohetes y los barrenos. Suena otro cohete, y otro, muchos más.
En el patio del casino están los artificieros de la póvora. Recuerdo a algunos de mi época (Rafalillo, Franco, Juan Cañas, El Ruso, Alfredo, Félix Lara, Jesús el eléctrico, Vinagre, Jacobo, Rafael Cañas, Domenech, Juan Luis, y algunos más que ahora no recuerdo. entran todos en el casino y en la cara se les nota esa emoción del día. Los ojos brillantes por el sentimiento hacia la patrona. Habían dado la señal de salida a todos los habitantes del pueblo. Había empezado el día de Santan Bárbara. Saludos, abrazos... como los jugadores al terminar un partido. Eran buenos amigos y pasianos.
- ¡qué no falte el anis ni el coñac!.
- los cafés calentitos encima del motrador ¡vamos paisano!.
Entra el Francés con la batería y grita a pleno pulmón... ¡viva Santa Bárbara! y todos al mismo tiempo! vivan!. Gregorín y el Tornero entran detrás de él, llevan la acordeón y la trompeta. Había que dar la diana y acompañar en la misa y en la procesión.
Van llegando hermananos de la Hermandad y todos por dentro sienten ese cariño a la Virgen. Todos, tuvieran el trabajo que fuera dentro de las Minas, todos, sabían que dentro de sus corazones, había un hueco especial para los que bajaban a las entrañas de la tierra. Todos eran necesarios para que el pueblo fuera pueblo (talleres, lavaderos, oficinas, guardas, mineros que bajaban al pozo)... ellos sabían repartir su sentimiento y dejar un trocito más para el que se metía en la jaula del pozo.
Entre vivas, saludos y abrazos, iba llegando la hora de la misa y de la procesión.
(continúa)
Hola Apo, como siempre, me ha salido la lagrimilla al leerte, es bueno que de vez en cuando, nos ayudes en tan gratos y a la vez nostálgicos recuerdos, Gracias Jubiladín.