Germán, más que pena da ver nuestras casas y pueblo así, nuestras madres tenían las paredes como la nieve de blancas y el pueblo relucía, mi casa era la segunda después de la tapia blanca que se ve haciendo esquina.
Un beso.
Un beso.
Triste pena me da, ver los pueblos que se quedan y la gente que se va. Jo, Pepi, dan ganas de llorar.
Y ahora dejo aquí un poema que he leído por ahí y que tratándose de un pueblo abandonado me ha parecido idóneo para regalárselo a todos los diogeneros que quieran leerlo. Un beso a todos.
ROMANCE DEL PUEBLO ABANDONADO nº l
Todo está triste y sombrío en el pueblo abandonado,
las casas pálidas, grises como envueltas en sudarios.....
las ventanas si persianas abren su ojos cansados,
para que el viento las cruce con sus quejidos de llanto.
Los tejados van cayendo poco a poco, desmayados,
no hay humareda que anime su paisaje desolado;
se apagó el fuego sagrado que iluminaba los lares,
y sus hogares vacíos, ya no cobijan a nadie.
No se ven niños jugando, frente al portal de las casas,
ningún ladrido de perro, rompe el silencio que pasa;
solo alguna lagartija, por las paredes se agarra,
dichosa que nada turbe su tímida caminata.
Los caminos de otros tiempos, cubiertos por la hojarasca
añoran los duros pasos, las risas y la algazara;
las cabras, ahora no suben por las cuestas empinadas,
ningún pastor, con sus gritos, una manada acompaña.
En la torre de la Iglesia, durmiendo están las campanas
ya no repican a boda, ningún entierro acompañan;
el cementerio está lleno de tumbas abandonadas,
cubiertas por las ortigas, sin un rezo ni una lágrima.
Y la Luna, por las noches, llora su pena callada,
¡ningún galán miente amores..... a una bella enamorada!
MARU APARICIO
Y ahora dejo aquí un poema que he leído por ahí y que tratándose de un pueblo abandonado me ha parecido idóneo para regalárselo a todos los diogeneros que quieran leerlo. Un beso a todos.
ROMANCE DEL PUEBLO ABANDONADO nº l
Todo está triste y sombrío en el pueblo abandonado,
las casas pálidas, grises como envueltas en sudarios.....
las ventanas si persianas abren su ojos cansados,
para que el viento las cruce con sus quejidos de llanto.
Los tejados van cayendo poco a poco, desmayados,
no hay humareda que anime su paisaje desolado;
se apagó el fuego sagrado que iluminaba los lares,
y sus hogares vacíos, ya no cobijan a nadie.
No se ven niños jugando, frente al portal de las casas,
ningún ladrido de perro, rompe el silencio que pasa;
solo alguna lagartija, por las paredes se agarra,
dichosa que nada turbe su tímida caminata.
Los caminos de otros tiempos, cubiertos por la hojarasca
añoran los duros pasos, las risas y la algazara;
las cabras, ahora no suben por las cuestas empinadas,
ningún pastor, con sus gritos, una manada acompaña.
En la torre de la Iglesia, durmiendo están las campanas
ya no repican a boda, ningún entierro acompañan;
el cementerio está lleno de tumbas abandonadas,
cubiertas por las ortigas, sin un rezo ni una lágrima.
Y la Luna, por las noches, llora su pena callada,
¡ningún galán miente amores..... a una bella enamorada!
MARU APARICIO