Os voy a contar mi primer encuentro con mi suegro, también se lo dedico a el que todavia está entre nosotros.
Aparecí una Semana Santa del año 1.982 en Puertollano, nada menos que a 600 kms. de mi pueblo, y ni más ni menos que a pedir la mano de Oristelita, yo solito ante el peligro.
Allí estaba él, en el salón sentado en un amplio sillón de orejeras de color rojo.
Mi entrada fue la siguiente:
Se preguntará Ud. que qué hago yo aquí no?
Me contesta:
Hombre algo me imagino, pero si quiero decirte que si las intenciones son de querer engañar a mi hija, me molestaría mucho, ya sabes que no tiene madre y es la que lleva la casa.
Mi contestación:
Sr. Fernando, yo no puedo ofrecer a su hijagrandes riquezas, solamente puedo ofrecerla estas manos para trabajar y este corazón para quererla.
Desde entonces se ganó un hijo más y yo un segundo padre.
Y todo esto con Otistelita y la mujer de mi suegro tras la puerta.
Han pasado 32 años.
B+a.
Aparecí una Semana Santa del año 1.982 en Puertollano, nada menos que a 600 kms. de mi pueblo, y ni más ni menos que a pedir la mano de Oristelita, yo solito ante el peligro.
Allí estaba él, en el salón sentado en un amplio sillón de orejeras de color rojo.
Mi entrada fue la siguiente:
Se preguntará Ud. que qué hago yo aquí no?
Me contesta:
Hombre algo me imagino, pero si quiero decirte que si las intenciones son de querer engañar a mi hija, me molestaría mucho, ya sabes que no tiene madre y es la que lleva la casa.
Mi contestación:
Sr. Fernando, yo no puedo ofrecer a su hijagrandes riquezas, solamente puedo ofrecerla estas manos para trabajar y este corazón para quererla.
Desde entonces se ganó un hijo más y yo un segundo padre.
Y todo esto con Otistelita y la mujer de mi suegro tras la puerta.
Han pasado 32 años.
B+a.