Historias de la radio.
Tenía yo como 8-9 años y padecí una enfermedad que por entonces estaba de moda, la Brucelosis o Fiebre de Malta.
Durante el día estaba más-menos bien, pero llegaba la tarde y la fiebre subía hasta 39-40.
Escalofríos y tiritera, con síntomas de mareo acompañaba la dichosa fiebre.
Por entonces se tardaba bastante en diagnosticar la enfermedad, extracción de sangre, y envío de esta al laboratorio de la capital, y en algunas ocasiones hasta la capital más cercana a la de residencia si no disponían de los elementos necesarios para realizar el análisis, con lo que se pasaban alrededor de 15 días.
Si la enfermedad hubiese sido mas grave, la palmabas sin saber de qué.
Una vez tratada la enfermedad se tardaba en curar como tres meses. Ese curso lo pasé mal ya que tenía que recuperar nada menos que tres meses y medio con respecto al resto de alumnos.
El bonito recuerdo que me queda de ese padecimiento, es que todas lardes escuchaba junto a mi madre en la radio (una radio de la marca Telefunken, con sus cortinitas y todo, y su soporte de madera clavado en la pared), una novela en la que estaba enganchada ella y me enganchó a mi que se llamaba, (y se llamará), El Árbol Mutilado.
Como casi todas la novelas se trataba de un amor, que al principio marchaba viento en popa, pero que por culpa de un accidente, se convierte en un drama.
En fin, seguro que existe un libro de esta novela.
Como hoy es el día internacional de la radio, quiero recordar a este aparato, que en muchas ocasiones escuché a mi madre decir cuando llegó la televisión, que prefería la radio ya que podía escucharla y seguir haciendo las labores, en cambio con la televisión no se podía hacer nada por estar sentada delante de ella para verla.
Hasta la próxima.
B+a.
Tenía yo como 8-9 años y padecí una enfermedad que por entonces estaba de moda, la Brucelosis o Fiebre de Malta.
Durante el día estaba más-menos bien, pero llegaba la tarde y la fiebre subía hasta 39-40.
Escalofríos y tiritera, con síntomas de mareo acompañaba la dichosa fiebre.
Por entonces se tardaba bastante en diagnosticar la enfermedad, extracción de sangre, y envío de esta al laboratorio de la capital, y en algunas ocasiones hasta la capital más cercana a la de residencia si no disponían de los elementos necesarios para realizar el análisis, con lo que se pasaban alrededor de 15 días.
Si la enfermedad hubiese sido mas grave, la palmabas sin saber de qué.
Una vez tratada la enfermedad se tardaba en curar como tres meses. Ese curso lo pasé mal ya que tenía que recuperar nada menos que tres meses y medio con respecto al resto de alumnos.
El bonito recuerdo que me queda de ese padecimiento, es que todas lardes escuchaba junto a mi madre en la radio (una radio de la marca Telefunken, con sus cortinitas y todo, y su soporte de madera clavado en la pared), una novela en la que estaba enganchada ella y me enganchó a mi que se llamaba, (y se llamará), El Árbol Mutilado.
Como casi todas la novelas se trataba de un amor, que al principio marchaba viento en popa, pero que por culpa de un accidente, se convierte en un drama.
En fin, seguro que existe un libro de esta novela.
Como hoy es el día internacional de la radio, quiero recordar a este aparato, que en muchas ocasiones escuché a mi madre decir cuando llegó la televisión, que prefería la radio ya que podía escucharla y seguir haciendo las labores, en cambio con la televisión no se podía hacer nada por estar sentada delante de ella para verla.
Hasta la próxima.
B+a.
Soy fan de la radio. Me acompaña a todas horas. Mis recuerdos, respecto a este medio de comunicación, están ligados a mis padres que escuchaban, clandestinamente y en un tono muy bajito, radio Pirenaica. Y listos a desenchufarla si se percibían pisadas sobre el estéril, en la calle. Tiempos en los que la libertad brillaba por su ausencia.