Va por ella.
OTRO AÑO MÁS.-
Hace 365 días desde estas mismas páginas, te dedicaba unas palabras que constituían un orden cronológico de lo acontecido con tu salud los 365 días anteriores. Daba las gracias a los profesionales de la medicina que te habían atendido y curado, gracias que sigo reiterando hoy, también agradecía a lo desconocido, quizá un milagro en tu evolución favorable y también a tu fuerza de voluntad por seguir entre nosotros.
Hoy 365 días después, a pesar de los sucesos padecidos en torno a la familia, el ataque de un degenerado con una motosierra con la intención de matar a toda la familia, te sigo oyendo unas veces a tu lado y otras por teléfono, y a pesar de tu aislamiento auditivo con el exterior, sigo recordándote lo mismo que hace un año, los acontecimientos que se producen en el mundo, siguen siendo los mismos, crisis, guerras, atentados, inundaciones, elecciones, etc., etc., vamos, que sigue sin merecer la pena oír todas estas cosas.
Es una satisfacción para todos los que te queremos y estamos a tu lado, verte y oírte reír, y cabrearte cuando pierdes a la perejila con las vecinas, verte recorrer con las muletas un trozo de la calles de nuestro querido pueble, que cada vez intentas sea más grande porque sabes que eso te beneficia, o quererte bajar de la silla de ruedas porque quien la empuja está cansado-a porque pesas un poco.
También es una satisfacción, cuando al otro lado del teléfono se oye el pitido de tu audífono porque a pesar de no oír nada, sé que te estás riendo.
Bueno viejilla, tenemos otra cita aquí dentro de un año, así que ánimo, voluntad y sigue riéndote todo lo que puedas, porque eso es salud, lo dijo tu traumatólogo, enfermo que ríe, sana, y así fue.
Luis M. Carrillo Morán (Morán por ella, claro).
Publicado en el Diario Palentino en Diciembre, 2008.
OTRO AÑO MÁS.-
Hace 365 días desde estas mismas páginas, te dedicaba unas palabras que constituían un orden cronológico de lo acontecido con tu salud los 365 días anteriores. Daba las gracias a los profesionales de la medicina que te habían atendido y curado, gracias que sigo reiterando hoy, también agradecía a lo desconocido, quizá un milagro en tu evolución favorable y también a tu fuerza de voluntad por seguir entre nosotros.
Hoy 365 días después, a pesar de los sucesos padecidos en torno a la familia, el ataque de un degenerado con una motosierra con la intención de matar a toda la familia, te sigo oyendo unas veces a tu lado y otras por teléfono, y a pesar de tu aislamiento auditivo con el exterior, sigo recordándote lo mismo que hace un año, los acontecimientos que se producen en el mundo, siguen siendo los mismos, crisis, guerras, atentados, inundaciones, elecciones, etc., etc., vamos, que sigue sin merecer la pena oír todas estas cosas.
Es una satisfacción para todos los que te queremos y estamos a tu lado, verte y oírte reír, y cabrearte cuando pierdes a la perejila con las vecinas, verte recorrer con las muletas un trozo de la calles de nuestro querido pueble, que cada vez intentas sea más grande porque sabes que eso te beneficia, o quererte bajar de la silla de ruedas porque quien la empuja está cansado-a porque pesas un poco.
También es una satisfacción, cuando al otro lado del teléfono se oye el pitido de tu audífono porque a pesar de no oír nada, sé que te estás riendo.
Bueno viejilla, tenemos otra cita aquí dentro de un año, así que ánimo, voluntad y sigue riéndote todo lo que puedas, porque eso es salud, lo dijo tu traumatólogo, enfermo que ríe, sana, y así fue.
Luis M. Carrillo Morán (Morán por ella, claro).
Publicado en el Diario Palentino en Diciembre, 2008.
Muy bien Luis Miguel, emocionante escrito. Felicidades para tu madre.