DEDICADA A MINA DIOGENES, A SU ROMERÍA Y A TODOS AQUELLOS QUE SE ENCONTRABAN CON NOSOTROS, AUNQUE NO FISICAMENTE Y QUE SEGUIMOS ECHANDO DE MENOS.
A las puertas del pueblo
celebrando ya la misa,
la gente, que se congrega,
escuchándola sumisa.
Mirando la cara a la Virgen
que rebosa de alegría,
tras treinta años perdida;
celebra su romería.
Entrando ya en el pueblo,
a la iglesia íbamos yendo
con la Virgen en sus andas,
la emoción fue fluyendo.
Qué pena me dio el pueblo
pues ya no tiene sus casas;
ya no tiene a su gente,
la nostalgia me abrumaba.
Yendo todos en procesión,
una lágrima que se caía,
fundiéndose en el esteril,
en esa la tierra mía.
Mirando a algunos paisanos,
ojos llorosos tenían;
viendo que ya no había casa,
en donde ellos vivían.
La mayoría mentalmente,
al pueblo fuimos aupando,
viendo sus casas en pie;
y a familias saludando.
Con alegría y emoción,
los saludos devolvías;
con lágrimas en los ojos,
¡cuanta nostalgia la mía!.
¡Cuántos recuerdos latentes!,
¡cuántos recuerdos reunidos!;
¡cuánto tiempo sin verte!,
¡cuánta nostalgia, amigos!.
Una vez fuera del pueblo,
el ánimo ya se subía,
viendo bailar a la gente
celebrando la romería.
Debajo de sus encinas
y fluyendo la alegría,
los romeros lo festejan,
¡VIVA LA ROMERÍA!.
Volvamos el año que viene,
volvamos a sus encinas;
nuestra Virgen nos lo pide,
nuestra Virgen de las Minas.
ANTONIO MORON
A las puertas del pueblo
celebrando ya la misa,
la gente, que se congrega,
escuchándola sumisa.
Mirando la cara a la Virgen
que rebosa de alegría,
tras treinta años perdida;
celebra su romería.
Entrando ya en el pueblo,
a la iglesia íbamos yendo
con la Virgen en sus andas,
la emoción fue fluyendo.
Qué pena me dio el pueblo
pues ya no tiene sus casas;
ya no tiene a su gente,
la nostalgia me abrumaba.
Yendo todos en procesión,
una lágrima que se caía,
fundiéndose en el esteril,
en esa la tierra mía.
Mirando a algunos paisanos,
ojos llorosos tenían;
viendo que ya no había casa,
en donde ellos vivían.
La mayoría mentalmente,
al pueblo fuimos aupando,
viendo sus casas en pie;
y a familias saludando.
Con alegría y emoción,
los saludos devolvías;
con lágrimas en los ojos,
¡cuanta nostalgia la mía!.
¡Cuántos recuerdos latentes!,
¡cuántos recuerdos reunidos!;
¡cuánto tiempo sin verte!,
¡cuánta nostalgia, amigos!.
Una vez fuera del pueblo,
el ánimo ya se subía,
viendo bailar a la gente
celebrando la romería.
Debajo de sus encinas
y fluyendo la alegría,
los romeros lo festejan,
¡VIVA LA ROMERÍA!.
Volvamos el año que viene,
volvamos a sus encinas;
nuestra Virgen nos lo pide,
nuestra Virgen de las Minas.
ANTONIO MORON