De nuevo estoy con vosotros/as, amigos y amigas de Diógenes; es verdad que os debo unas palabras de agradecimiento por los hermosos momentos que me hicisteis vivir el pasado sábado día 13 en el magnífico marco paisajístico de Solana del Pino, el bello pueblo de nuestra entrañable Pepi Vozmediano. No tengo palabras, la verdad, para poder expresar las inefables sensaciones que experimenté alternando con todos vosotros y todas vosotras respirando una atmósfera mágica, excepcional, difícil de olvidar por su transparencia y hermosura. Se me han quedado tantas imágenes grabadas en el corazón, donde se graban los buenos momentos (no en el cerebro), que sólo puedo daros las gracias por ayudarme a ser feliz y hacer que me sienta cerca de vosotros, unas personas buenas, excepcionales y sencillas. Me encantó conocer a Jovita, cordialísima y amable como su hermana, Pepi. Por cierto, qué pueblo tan lindo y poético tenéis. Hubiera querido quedarme a vivir para siempre en vuestro paisaje, rodeado por la luz y la voz silenciosa de las montañas azules, transparentes, que rodean Solana del Pino. Qué emoción recorrer vuestras calles, asomarme a los rincones del silencio que reina en el ambiente. En fin, el pueblo es pura poesía. También mereció la pena llegar a Solana por la pista-carreterín que viene de Fuencaliente. El paisaje es maravilloso y exultante; uno llega a sentir que se siente en el norte de España, rodeado de montes y bosques frondosos de una belleza sublime. Pero lo más grande de todo fue compartir con todos vosotros y todas vosotras, amigos y amigas de Mina Diógenes, la entrañable jornada del sábado 13. Mi amigo Gabriel y yo volvimos a casa con el pecho inflamado de felicidad, agradeciendo profundamente la hospitalidad que nos brindastéis los diogeneros-solaneros. Por cierto, el poema de Antonio Morón es hermosísimo, tanto en contenido, como en la forma y en la expresión de los sentimientos puros, infinitos, los que palpitan dentro del alma y vuelan por ella como libélulas luminosas. Gracias, amigo Antonio, por esa poesía que expresa magníficamente el ambiente del encuentro y la relación emotiva entre dos pueblos mágicos y hermosos que siempre existirán en nuestros corazones. Gracias también, cómo no, a mis buenas amigas Conce y Loli, almas cálidas y dulces del encuentro, y a Joselín (siempre genial y efectivo, como ellas). También dar las gracias al mago de Tiñosas, mi buen amigo Benito, que me ayuda con su recuerdo a abrir diariamente las puertas de mi nueva novela. Y tú, Rafuki, no te preocupes que entiendo la situación del sábado 13, pero lo importante es que te vi, hablamos bastante y compartimos juntos unos momentos excepcionales con tanta buena gente. Ya trendremos más tiempo de hablar largo y tendido. Abraza a tu mujer y a tus hijas. Gracias tambien a Mayte, del Francés, tan dulce y angelical, con tanta poesía en sus gestos, en su voz y en su mirada. Igual que le ocurre a su hija, dulzura silenciosa y acogedora. También gracias al Francés, que me habló de cuando era baterista del famoso trío Luengo (que aparece en mi novela); fue un placer rescatar tantos recuerdos de un buen maestro de la batería, como el Francés. Ah, también me encantó conocer a la hermana de Mayte, tan dulce y amable como ella. Y no quiero olvidarme de Pepi y Anselmo, a los que aprecio tanto. Fue maravilloso aquel mágico paseo hacia la piscina de Solana del Pino, escoltado por ellos, por el "mago" de Tiñosas (mi amigo Benito), la encantadora Loli con su encantador marido, Mayte del Francés, su hija, y mi amigo Gabriel con las melenas al viento. Fue todo, en fin, como un sueño muy dulce y entrañable que me resisto a borrar de la memoria. Conocí a mucha gente y no quiero dejar de saludar a nadie. Ah, se me olvidaba dar un abrazo al marido de Conce, tan cercano también a Chillón, el pueblo de Paqui, y a todos los demás con los que conviví un día maravilloso. Perdonad que no os nombre a todos. Seguro que se me habrá olvidado alguien; pero quiero deciros a todos y a todas que os llevo en el corazón y siempre recordaré la jornada del día 13 de septiembre como una de las más hermosas y románticas de mi vida. Su imagen se perpetuará y seguirá creciendo en las estancias de mi recuerdo como una cálida semilla que seguirá creciendo en mi interior día tras día como un árbol de dulces raíces y hojas amables. Un fuerte abrazo para todos y todas de vuestro buen amigo y paisano adoptivo, Alejandro.