Cuando vivíamos en Diógenes, el día de la lotería, si caía en sábado o en domingo que estaba mi padre en casa, ponía la radio y nos llevaba a la cama una figurita de mazapán y un vasito pequeño con agua y unas gotas de anís (una palomita lo llamaba) y nos decía:"vamos niños a levantarse; ya es navidad y hoy nos va a tocar la lotería". Esa lotería jamás nos tocó. La verdadera lotería estaba en casa; fue una suerte tener unos padres como ellos.
Jovita, el día de la lotería no podemos remediar el acordarnos de nuestro padre y sentir cierta nostalgia al oir esa musiquita, lo hacia todos los años aunque trabajase, como antes el sorteo empezaba muy temprano antes de irse al trabajo pasaba por los dormitorios despertándonos con la palomita y la figurita.
Un beso.
Un beso.
Amigas y amigos, muy buenos días. Aquí estoy poniendo las calles y dejándolas impolutas para que podáis pasear sin obstáculos. Lucirá el sol y podréis salir a gastar como locos. Parece mentira que derrochemos y nos pongamos ciegos comiendo y bebiendo para conmemorar el nacimiento, en un pesebre, de un niño pobre a cuyos padres nadie quiso acoger por ser extranjeros. Esto no hay quien lo entienda.