Cuando vivíamos en Diógenes, el día de la lotería, si caía en sábado o en domingo que estaba mi padre en casa, ponía la radio y nos llevaba a la cama una figurita de mazapán y un vasito pequeño con agua y unas gotas de anís (una palomita lo llamaba) y nos decía:"vamos niños a levantarse; ya es navidad y hoy nos va a tocar la lotería". Esa lotería jamás nos tocó. La verdadera lotería estaba en casa; fue una suerte tener unos padres como ellos.
Totalmente de acuerdo, Jovi. Con lo que hay por el mundo, disfrutar de una infancia feliz sí que es un verdadero premio.
Besotes.
Besotes.
Es cierto Marce. Tantos niños pasando calamidades, sufriendo guerras, bombardeos, asedios... Teniendo que huir; carecer de agua, medicinas, alimentos... Por no hablar de aquellos que son esclavizados, explotados... Un horror