Gracias, amiga Loli, por haberme emocionado con tus bellísimas palabras en relación con el amor a nuestra madre y a aquellos seres queridos que, por desgracia, ya no están con nosotros. No sabes cuánto me ha emocionado tu escrito. Eres una mujer muy sensible y sabes captar las cosas que nos rodean con una visión muy tierna y poética. Me consuela tu escrito, como también me consuelan y animan las palabras de mis amigas Pepi y Jose Vinagre, Jovita y Mayte del Francés, y otros amigos, alegrándose de que vuelva a escribir en el foro. No es preciso que os diga cuánto os aprecio a todos. Por eso me alegra mucho saber que me sentís cerca, a vuestro lado. Yo también me siento a vuestro lado y, ahora, quiero mandar un abrazo cálido y sincero, además de todo mi ánimo, a mi buen amigo Benito, el Mago de Tiñosas, para que también se lo traslade a su padre, que, gracias a Dios, sigue recuperándose de su reciente operación. Lo que siento es la pérdida de Brujo, según explica Benito en el foro. Me duele de verdad.
No quería despedirme sin dejaros un poemilla que se me ha ocurrido para mi amiguita Nerea, hija de Moli-Chica, para que se recupere muy pronto y corra por las calles vestidas de aire azul.
CANCIÓN PARA NEREA
Entre sus dedos de luz
las mubes se desperezan,
dejando sobre sus labios
la huella de una canción.
Donde los álamos juegan
con las pupilas del sol,
una niña borda el cielo
sentadita en el rincón
donde los pájaros sueñan
con paisajes de algodón.
En las manos de Nerea
ha anidado un gorrión
con las plumas de oro suave,
tan suave como el temblor
que hilvana el amanecer
de la madreselva en flor.
El violín de los jazmines
abre su orilla de amor
a los dedos de Nerea,
y ella lo toca, y el sol
se acurruca entre sus ojos.
Nerea tiene en la voz
la ternura de los trigos
rozados por la emoción
del aire fresco de mayo.
Por el cálido temblor
de los caminitos blancos,
va Nerea con el sol
dormidito en sus pestañas,
mientras vibra la emoción
del aire sobre la arboleda
donde la lluvia dejó
la sonrisa de una niña
que un día de abril creció
y escondió todas las flores
dentro de su corazón.
ALEJANDRO LÓPEZ ANDRADA
Recibe, amiguita Nerea, y recibid todos un sincero y cálido abrazo de vuestro amigo, Alejandro.
No quería despedirme sin dejaros un poemilla que se me ha ocurrido para mi amiguita Nerea, hija de Moli-Chica, para que se recupere muy pronto y corra por las calles vestidas de aire azul.
CANCIÓN PARA NEREA
Entre sus dedos de luz
las mubes se desperezan,
dejando sobre sus labios
la huella de una canción.
Donde los álamos juegan
con las pupilas del sol,
una niña borda el cielo
sentadita en el rincón
donde los pájaros sueñan
con paisajes de algodón.
En las manos de Nerea
ha anidado un gorrión
con las plumas de oro suave,
tan suave como el temblor
que hilvana el amanecer
de la madreselva en flor.
El violín de los jazmines
abre su orilla de amor
a los dedos de Nerea,
y ella lo toca, y el sol
se acurruca entre sus ojos.
Nerea tiene en la voz
la ternura de los trigos
rozados por la emoción
del aire fresco de mayo.
Por el cálido temblor
de los caminitos blancos,
va Nerea con el sol
dormidito en sus pestañas,
mientras vibra la emoción
del aire sobre la arboleda
donde la lluvia dejó
la sonrisa de una niña
que un día de abril creció
y escondió todas las flores
dentro de su corazón.
ALEJANDRO LÓPEZ ANDRADA
Recibe, amiguita Nerea, y recibid todos un sincero y cálido abrazo de vuestro amigo, Alejandro.
Cuando sea mayor quiero ser capaz de escribir cosas tan bonitas como ésta.
Nerea, eres una chica afortunada.
Alejandro, gracias por dejarnos compartir el regalo de Nerea.
Nerea, eres una chica afortunada.
Alejandro, gracias por dejarnos compartir el regalo de Nerea.