Hola, Nerea, me da muchísima alegría saber que ya estás recuperada del todo y que has vuelto hoy al cole. También me alegra muchísimo saber que te ha gustado el poema que escribí para ti. Hacía mucho tiempo que no escribía ningún verso infantil y disfrute mucho haciéndolos para ti, porque recordé a mis hijas Rocío y María Victoria cuando eran pequeñas como tú. No siempre escribo poemillas infantiles; el último lo había escrito hace ya veinte años, por eso significó mucho descubrir nuevamente la inspiración en una muchachilla tan preciosa, dulce y mágica como tú. Sólo deseo que seas siempre muy feliz y mires el mundo con los ojos inocentes de la niña que eres hoy. Sólo eso te pido, que nunca pierdas la inocencia y siempre derrames el candor que tienes ahora. Gracias, amiga Nerea, por ser así. Recibe un abrazo luminoso de tu amigo poeta, Alejandro López Andrada.