Buenas noches amigos diogeneros.
Hoy he hecho un viaje relámpago a Mestanza, uno que nunca hubiera querido hacer, porque era para acompañar a unos amigos en el entierro de un hijo de 33 años. Para acompañar, porque el consuelo era imposible.
¡Qué injusta es la vida!
Besotes.
Hoy he hecho un viaje relámpago a Mestanza, uno que nunca hubiera querido hacer, porque era para acompañar a unos amigos en el entierro de un hijo de 33 años. Para acompañar, porque el consuelo era imposible.
¡Qué injusta es la vida!
Besotes.
El consuelo es imposible en un caso así Marce. Lo digo por experiencia familiar. Esos padres no serán los mismos nunca y su vida interior está destrozada para siempre aunque no lo parezca. Suceden cosas que es difícil asimilar y comprender. Un abrazo