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MINA DIOGENES: Hola, Emilio. Por aquí me hallo. Debo ir a comprar,...

Diogenero@s & forero@s: Un saludo
Veo de vez en cuando que continuais con las vuestras y no puedo eludir la necesidad de meterme en el ajo. Ese espiritu que os caracteriza.
Hasta cuando os cabreais, resultais interesante. Una cena de aniversario con mi esposa, un exceso en el beber o el comer y ya se jodio el sueño REM y aqui me teneis a las cuatro de la mañana hablando con vosotros. No hay duda que los recuerdos se esfuman y desaparecen y dificilmente los puedos recuperar, pero de vez en cuando reaparecen y no puedes evitar esas caminatas a por agua agria durante el frescor de la mañana veraniega con ese empeño en que no se disipe. Tan orgulloso de haber satisfecho el deseo de tu madre que ha sido la que lo ha sugerido. Alguien hablo dias atras de lavar la ropa donde estaba el deposito del agua, cerca de la casa de Barrera. De ese lugar tengo un recuerdo memorable. Con unos cuatro o cinco años estando con mi madre una mañana jugando mientras ella lavaba su ropa con la abundancia de agua que el lugar le permitia, una de las avispas mosqueada con nuestra presencia no se le ocurrio nada mas que picarme. ¿Pero donde? Ni mas ni menos que en la punta del pene porque obviamente estaba en pelotas. Y no se me olvidara la pobre de mi madre con su acento "cuenqueño" o sea andaluz-extremeño diciendo.. -Cuscha! Cuscha! Mira donde le ha ido a picah la avispa a mi niño. Se me puso un pito mas grande que la rodilla y me imagino que la unica atencion que recibi fue aguantar el dolor con barro del meao o sepa Dios. Pero ahi quedo eso para el recuerdo. En mi visita de Mayo no pude evitar recordar este momento porque las mismas margaritas o "manzanilla" para mi madre estaban presentes casi sesenta años mas tarde. Ese picnic-romeria me imagino pasara a la historia. No creo que lo pueda hacer otra vez, pero si lo hago nunca en pelotas. Un abrazo Emilio Maroto

Hola, Emilio. Por aquí me hallo. Debo ir a comprar, pero tras leer el correo me dije: un vistazo al foro y te encuentro relatando una de tus odiseas diogeneras. Me alegra volver a leerte. Hacía tiempo que no entrabas. Espero que si no es picnic-romería, siempre nos quedará un café, eso sí, no en pelotas. No por la picadura de avispas, es que no tenemos cafés nudistas en esta ciudad.
Un abrazo