Querida Mayte, del Francés, perdóname por no haberte nombrado en mi anterior parrafada. También formas tú parte de esa casa luminosa (tu amistad es tan dulce y tan tierna, pero a mí se me ha olvidado nombrarte. Esto ocurre cuando uno nombra a varias personas y se deja sin citar a otras a las que también quiere. Perdona, Mayte, y perdonad todos y todas. Daros todos y todas por nombrados/as, porque sois para mí muy importantes y os guardo cálidamente en una habitacioncita de mi alma, como a un puñado muy suave de luciérnagas. Ahí, apretaditos y apretaditas unos con otras, me dais ese amor-combustible que me ayuda a caminar animosamente cada día. Te quiero Mayte. Os quiero a todos. Un abrazo de vuestro buen amigo, Alejandro.